Charles Spurgeon.

Meditaciones mes de Enero

1 de Enero

"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te

herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar." Génesis 3: 15.

Esta es la primera promesa al hombre caído. Contiene el Evangelio completo, y la

esencia del pacto de gracia. Ha sido cumplida en gran medida. La simiente de la mujer,

nuestro Señor Jesús, fue herido en Su calcañar, y fue una terrible herida. ¡Cuán terrible

será la herida final en la cabeza de la serpiente! Esto fue hecho virtualmente cuando

Jesús quitó el pecado, venció a la muerte, y quebrantó el poder de Satanás; pero espera

un cumplimiento todavía más pleno en el Segundo Advenimiento del Señor y en el día

del Juicio. Para nosotros la promesa está planteada como una profecía que expresa que

hemos de ser afligidos por los poderes del mal en nuestra naturaleza inferior, y así

seremos heridos en nuestro calcañar: pero triunfaremos en Cristo, que pone Su pie sobre

la cabeza de la serpiente antigua. A lo largo de todo este año tendremos que aprender la

primera parte de esta promesa por experiencia, a causa de las tentaciones del diablo y la

malignidad de los impíos que constituyen su simiente. Podrían herirnos de tal manera

que lleguemos a cojear por causa de nuestro calcañar herido; pero hemos de aferrarnos a

la segunda parte del texto, y entonces no desmayaremos. Por medio de la fe

regocijémonos porque todavía hemos de reinar en Cristo Jesús, la simiente de la mujer.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

2 de Enero

"Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies." Romanos 16: 20.

Esta promesa es una apropiada continuación de la promesa de ayer. Evidentemente

hemos de ser conformados a nuestra Cabeza del pacto, no sólo en Su herida en Su

calcañar, sino en Su conquista del maligno. Bajo nuestros pies el dragón antiguo ha de

ser herido. Los creyentes romanos estaban afligidos por contiendas en la iglesia; pero su

Dios era "el Dios de paz", y proporcionaba descanso a su alma. El archienemigo hacía

tropezar el pie de los incautos y engañaba el corazón de los ingenuos; pero a él le toca la

peor parte, y ha de ser hollado por aquellos a quienes había atribulado. Esta victoria no

vendrá al pueblo de Dios por causa de su propia habilidad o poder; Dios mismo ha de

herir a Satanás. Aunque habrá de ser aplastando bajo vuestros pies, el golpe será

asestado únicamente por el Señor.

¡Aplastemos valerosamente bajo nuestros pies al tentador! No sólo los espíritus

inferiores, sino el propio Príncipe de las tinieblas han de ser aplastados por nosotros.

Con confianza absoluta en Dios esperemos una rápida victoria. "EN BREVE." ¡Feliz

palabra! ¡En breve aplastaremos a la serpiente antigua! ¡Qué gozo es aplastar al mal!

¡Qué deshonra es para Satanás ser aplastado por pies humanos! Aplastemos al tentador

bajo nuestros pies por medio de la fe en Jesús.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

3 de Enero

"La tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia." Génesis 28: 13.

Ninguna promesa es de interpretación privada: las promesas no pertenecen a un solo

santo, sino a todos los creyentes. Hermano mío, si tú puedes acostarte en fe sobre una

promesa, y descansar sobre ella, es tuya. Jacob tomó posesión del lugar al que "llegó", y

en el que durmió y descansó. Poco se imaginaba que al acostar su humanidad sobre el

suelo y usar las piedras del lugar como almohadas, estaría tomando posesión de la

tierra; y, sin embargo, así fue. Vio en su sueño esa maravillosa escalera que une para

todos los creyentes la tierra con el cielo; y en verdad el lugar donde estaba la base de la

escalera había de pertenecerle por derecho, pues de otra manera no habría podido

alcanzar la divina escalinata. Todas las promesas de Dios son Sí y Amén en Cristo

Jesús; y como Él es nuestro, cada promesa es nuestra si nos acostamos en ella en

confiada paz.

Vamos, tú que estás cansado, usa las palabras de tu Señor como tu almohada. Acuéstate

en paz. Sueña únicamente con Él. Jesús es tu escalera de luz. Mira a los ángeles subir y

bajar sobre Él entre tu alma y tu Dios; y puedes estar seguro de que la promesa es tu

propia porción que te ha sido dada por Dios, y que no cometerás un robo si la tomas

para ti, como expresada especialmente para ti.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.

4 de Enero

"Y te haré dormir segura." Oseas 2: 18.

Sí, los santos habrán de tener paz. El pasaje del cual es tomada esta graciosa palabra

habla de paz "con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la

tierra." ¡Esta paz es con enemigos terrenales, con males misteriosos, y con pequeñas

molestias! Cualquiera de estas cosas podría impedirnos dormir seguros, pero ninguna de

ellas lo hará. El Señor destruirá completamente aquellas cosas que amenazan a Su

pueblo: "Quitaré de la tierra arco y espada y guerra." La paz será en verdad profunda

cuando todos los instrumentos que producen inquietud sean destrozados.

Con esta paz vendrá el descanso. "Pues que a su amado dará Dios el sueño."

Plenamente provistos y divinamente aquietados, los creyentes duermen en calmado

descanso.

Este descanso será seguro. Una cosa es dormir, pero algo muy diferente es "dormir

seguro." Somos conducidos a la tierra prometida, a la casa del Padre, al aposento del

amor, y al pecho de Cristo: seguramente ahora podemos "dormir seguros." Para un

creyente es más seguro dormir en paz que estar vigilante y preocupado.

"En lugares de delicados pastos me hará descansar." Nunca encontraremos el

descanso hasta que el Consolador nos haga dormir seguros.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

5 de Enero

"Yo soy tu Dios que te esfuerzo." Isaías 41: 10.

Cuando somos llamados a servir o a sufrir, hacemos un inventario de nuestras fuerzas, y

descubrimos que son menores de lo que pensábamos, y menores de las que requerimos.

Pero nuestro corazón no ha de abatirse en nuestro interior, ya que contamos con una

palabra como esta, en la que podemos apoyarnos, pues nos garantiza todo lo que

podamos necesitar. Dios tiene una fuerza omnipotente y Él puede comunicarnos esa

fuerza, y nos promete que lo hará. Él será el alimento para nuestras almas, y la salud de

nuestros corazones; y así, Él nos dará fortaleza. No se puede saber cuánto poder pondrá

Dios en un hombre. Cuando la fortaleza divina viene, la debilidad humana ya no es más

un obstáculo.

¿No recordamos épocas de trabajos y pruebas en las que recibimos tal fortaleza especial

que nos sorprendimos de nosotros mismos? En medio del peligro conservamos la calma,

ante la pérdida de seres queridos estábamos resignados, ante la calumnia poseíamos

dominio propio, y en la enfermedad éramos pacientes. El hecho es que Dios provee una

fortaleza inesperada cuando nos sobrevienen pruebas inusuales. Nos levantamos por

encima de nuestras débiles constituciones. Los cobardes hacen papeles de hombres, los

insensatos reciben sabiduría, y a los silenciosos les es dado en el preciso instante lo que

han de hablar. Mi propia debilidad hace que me acobarde, pero la promesa de Dios me

vuelve valeroso. Señor, fortaléceme "conforme a Tu dicho."

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

6 de Enero

"Siempre te ayudaré." Isaías 41: 10.

La promesa de ayer nos aseguraba fortaleza para lo que tenemos que hacer, pero esta

promesa nos garantiza ayuda en los casos en los que no podemos actuar solos. El Señor

dice: "Siempre te ayudaré." La fortaleza interior es suplementada con ayuda exterior.

Dios puede levantarnos aliados en nuestra guerra si pareciera bueno a Sus ojos; y aun si

no nos enviara ayuda humana, Él mismo estará a nuestro lado, y esto es todavía mejor.

"Nuestro Augusto Aliado" es mejor que legiones de ayudadores mortales.

Su ayuda es oportuna: es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Su ayuda es muy

sabia: Él sabe cómo dar a cada hombre una ayuda idónea y adecuada para él. Su ayuda

es sumamente eficaz; en cambio la ayuda del hombre es vana. Su ayuda es más que

ayuda, pues Él soporta toda la carga, y suministra toda la ayuda. "El Señor es mi

ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre."

Debido a que Él ya ha sido nuestra ayuda, tenemos confianza en Él para el presente y

para el futuro. Nuestra oración es: "Jehová, sé tú mi ayudador." Nuestra experiencia es:

"el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad." Nuestra esperanza es: "Alzaré mis ojos a

los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro?" Y nuestro cántico pronto será: "Tú, Jehová,

me ayudaste."

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

7 de Enero

"Cosas mayores que estas verás." Juan 1: 50.

Esto fue dicho a un creyente semejante a un niño, que estaba listo a aceptar a Jesús

como el Hijo de Dios, el Rey de Israel, sobre la base de un solo argumento convincente.

Aquellos que están dispuestos a ver, verán: es debido a que nosotros cerramos nuestros

ojos que nos volvemos tan tristemente ciegos.

Hemos visto demasiado. Cosas grandes e inescrutables nos ha mostrado el Señor, por

las cuales alabamos Su nombre; pero hay mayores verdades en Su Palabra, mayores

profundidades de experiencia, mayores alturas de comunión, mayores obras de utilidad,

mayores descubrimientos de poder, y amor, y sabiduría. Todas estas cosas hemos de ver

todavía si estamos dispuestos a creer a nuestro Señor. La facultad de inventar falsa

doctrina es ruinosa, pero el poder de ver la verdad es una bendición. El cielo será abierto

para nosotros, el camino hacia allá será allanado para nosotros en el Hijo del hombre, y

el comercio angélico que ocurre entre el reino superior y el reino inferior nos será

manifestado. Mantengamos nuestros ojos abiertos a los objetivos espirituales, y

esperemos ver más y más. Hemos de creer que nuestras vidas no se gastarán hasta

convertirse en nada, sino que estaremos siempre creciendo, viendo cosas mayores y

mayores cada vez, hasta contemplar al mismo Gran Dios y no perderlo de vista nunca

más.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román


8 de Enero

"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios." Mateo 5: 8.

La pureza, la limpieza de corazón, es la cosa más importante que ha de buscarse.

Necesitamos ser limpiados interiormente por medio del Espíritu y de la Palabra, y

entonces seremos limpios exteriormente por la consagración y la obediencia. Hay una

íntima conexión entre los afectos y el entendimiento: si amamos el mal, no podemos

entender lo que es bueno. Si el corazón es impuro, el ojo estará empañado. ¿Cómo

podrían ver a un Dios aquellos que aman las cosas profanas?

¡Qué privilegio tan grande es ver a Dios aquí! ¡Una mirada a Él es el cielo en la tierra!

En Cristo Jesús los de limpio corazón ven al Padre. Lo vemos a Él, Su verdad, Su amor,

Su propósito, Su soberanía, Su carácter del pacto, sí, lo vemos a Él mismo en Cristo.

Pero esto es comprendido únicamente en la medida en que el pecado es mantenido fuera

del corazón. Únicamente aquellos que buscan la santidad pueden clamar: "Mis ojos

están siempre hacia Jehová." El deseo de Moisés: "Te ruego que me muestres tu gloria",

puede ser cumplido únicamente conforme nos purifiquemos de toda iniquidad. "Le

veremos tal como él es"; "Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí

mismo." El gozo de la presente comunión y la esperanza de la visión beatífica, son un

urgente motivo para la pureza de corazón y de vida. ¡Señor, limpia nuestro corazón para

que podamos verte!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

9 de Enero

"El alma generosa será prosperada." Proverbios 11: 25.

Si deseo medrar en el alma, no debo almacenar mis provisiones, sino que he de

distribuir a los pobres. Ser mezquino y tacaño es el camino del mundo hacia la

prosperidad, pero no es el camino de Dios, pues Él dice: "Hay quienes reparten, y les es

añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza." La

manera de ganar de la fe es dar. He de intentar esto una y otra vez; y puedo esperar que

me venga tanta prosperidad como sea buena para mí, como una recompensa graciosa

para un generoso curso de acción.

Por supuesto que no puedo tener la certeza de volverme rico. Seré prosperado, pero no

demasiado. Demasiada riqueza podría volverme tan pesado como son usualmente las

personas corpulentas, y podría provocarme la indigestión de la mundanalidad, y tal vez

me sobrevenga una degeneración grasosa en el corazón. No, si soy lo bastante gordo

para ser saludable, puedo darme por muy satisfecho; y si el Señor me concede una

subsistencia, puedo quedarme completamente satisfecho.

Pero hay una grosura mental y espiritual que yo ambiciono grandemente; y esto viene

como el resultado de pensamientos generosos hacia Dios, Su iglesia, y mis semejantes.

No he de escatimar, para que mi corazón no pase hambre. He de ser liberal y generoso,

pues así seré semejante a mi Señor. Él se entregó por mí: ¿habría yo de escatimarle

algo?

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

10 de Enero

"El que saciare, él también será saciado." Proverbios 11: 25.

Si considero cuidadosamente a otros, Dios me considerará; y de una manera u otra me

recompensará. He de considerar a los pobres, y el Señor me considerará a mí. He de

cuidar a los pequeñitos, y el Señor me tratará como Su pequeñito. He de alimentar a Su

rebaño, y Él me alimentará a mí. He de regar Su jardín, y Él convertirá mi alma en un

jardín de riego. Esta es la propia promesa del Señor; a mí me corresponde cumplir la

condición y luego esperar su cumplimiento.

Podría preocuparme por mí hasta volverme mórbido; podría vigilar mis propios

sentimientos hasta no sentir nada; y podría lamentar mi propia debilidad hasta quedarme

demasiado débil para lamentarme. Sería mucho más conveniente para mí que me

volviera abnegado, y por amor a mi Señor Jesús, que comenzara a preocuparme por las

almas de quienes me rodean. Mi tanque se está vaciando; no vienen lluvias frescas para

rellenarlo; ¿qué haré? Voy a quitarle el tapón, y voy a dejar que su contenido salga para

regar las plantas que se están marchitando a mi alrededor. ¿Qué veo? Mi cisterna

pareciera llenarse conforme se vacía. Un manantial secreto está brotando. Mientras todo

estaba estancado, el fresco manantial estaba sellado; pero conforme mi reserva fluye

hacia fuera para regar a otros, el Señor piensa en mí. ¡Aleluya!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

11 de Enero.

"Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver se dejará ver

entonces mi arco en las nubes." Génesis 9: 14.

Justo ahora las nubes son muy copiosas, pero no tenemos miedo de que el mundo sea

destruido por un diluvio. Vemos el arcoíris con la suficiente frecuencia como para no

tener tal miedo. El pacto que el Señor hizo con Noé permanece firme, y no tenemos

dudas al respecto. ¿Por qué, entonces, habríamos de pensar que las nubes de la

tribulación, que oscurecen ahora nuestro cielo, terminarán destruyéndonos? Hemos de

desechar esos miedos infundados y deshonrosos.

La fe ve siempre el arco de la promesa del pacto, siempre que el sentido ve la nube de la

aflicción. Dios tiene un arco con el que puede disparar Sus flechas de destrucción; ¡pero

vean!, está volteado al revés. Es un arco sin flechas y sin cuerda; es un arco que está

colgado como demostración, pero que ya no es usado para la guerra. Es un arco de

muchos colores que expresan gozo y deleite, y no un arco ensangrentado por matanzas,

o ennegrecido por la ira. Tengamos mucho ánimo. Dios no oscurece nunca nuestro cielo

como para dejar Su pacto sin un testigo; y aun si lo hiciera, nosotros confiaríamos en Él,

puesto que Él no puede cambiar, ni mentir, ni dejar de cumplir Su pacto de paz de

cualquier otra manera. Hasta que las aguas cubran la tierra otra vez, no tendremos una

razón para dudar de nuestro Dios.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

12 de Enero

"Porque el Señor no desecha para siempre." Lamentaciones 3: 31.

Él podría desechar por un tiempo, pero no para siempre. Una mujer podría prescindir de

sus adornos por unos cuantos días, pero no los olvidará, ni los arrojará sobre el muladar.

El Señor no acostumbra desechar a aquellos a quienes ama: pues "como había amado a

los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin." Algunos hablan de estar en la

gracia o fuera de la gracia, como si fuéramos conejos que entran y salen de sus

madrigueras: pero, en verdad, no es así. El amor del Señor es un asunto más serio y

permanente que eso.

Él nos eligió desde la eternidad, y nos amará a lo largo de toda la eternidad. Él nos amó

de tal manera como para morir por nosotros, y por tanto podemos estar seguros de que

Su amor no morirá nunca. Su honor está tan involucrado en la salvación del creyente,

que no puede desecharlo como tampoco podría desechar Su propias vestiduras

correspondientes a Su oficio de Rey de gloria. ¡No, no! El Señor Jesús, como Cabeza,

nunca desecha a Sus miembros; como Esposo, nunca desecha a Su esposa.

¿Ustedes pensaron que eran desechados? ¿Por qué pensaron tan mal del Señor que los

ha desposado con Él? Desechen tales pensamientos, y no permitan nunca que se alojen

en su alma otra vez. "No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció."

(Romanos 11: 2) "Él aborrece el repudio." (Malaquías 2: 16).

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

13 de Enero

"Y al que a mí viene, no le echo fuera." Juan 6: 37.

¿Hay algún caso en el que nuestro Señor hubiere echado fuera a alguien que viniera a

Él? Si existiera un caso así, nos gustaría conocerlo; pero no ha habido ningún caso, y

nunca lo habrá. Entre las almas perdidas en el infierno no hay una sola que pudiera

decir: "yo vine a Jesús, y Él me rechazó." No es posible que tú o yo fuéramos los

primeros a quienes Jesús no les cumpla Su palabra. No abriguemos una sospecha tan

oscura.

Supongan que acudimos a Jesús en relación a nuestros males de hoy. De esto podemos

estar seguros: Él no nos denegará una audiencia, ni nos echará fuera. Aquellos de

nosotros que hemos ido con frecuencia a Él, y aquellos que no han ido nunca antes:

vamos juntos, y comprobaremos que Él no cerrará en la cara de ninguno de nosotros la

puerta de Su gracia.

"Este a los pecadores recibe", pero a nadie desecha. Venimos a Él en debilidad y

pecado, con temblorosa fe, escaso conocimiento, y tenue esperanza; pero Él no nos echa

fuera. Venimos por medio de la oración, y esa oración es imperfecta; con confesión, y

esa confesión es deficiente; con alabanza, y esa alabanza no tiene muchos méritos; sin

embargo, Él nos recibe. Venimos enfermos, contaminados, desgastados, e indignos;

pero Él no nos echa fuera. Vengamos de nuevo a Él hoy, pues nunca nos echa fuera.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

14 de Enero

"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar."

Mateo 11: 28.

Quienes somos salvos encontramos descanso en Jesús. Quienes no son salvos, recibirán

descanso si van a Él, pues aquí promete darlo. Nada puede ser más gratuito que un don;

aceptemos con gozo lo que Él da con gozo. No han de comprar el descanso, ni pedirlo

prestado; sino que han de recibirlo como un don. Ustedes laboran bajo el látigo de la

ambición, de la codicia, de la concupiscencia o de la ansiedad: Él los liberará de esta

servidumbre de hierro, y les dará descanso. Ustedes están "trabajados": sí, "muy

trabajados" con el pecado, el temor, los cuidados, los remordimientos y el miedo a la

muerte; pero si vienen a Él, los hará descansar. Él cargó con el aplastante peso de

nuestro pecado, para que ya no lo llevemos nosotros. Él se convirtió a Sí mismo en el

gran Cargador, para que toda persona que esté muy cargada cese de inclinarse bajo la

enorme presión.

Jesús da descanso. Así es. ¿Lo creerán? ¿Lo pondrán a prueba? ¿Lo harán de inmediato?

Vengan a Jesús abandonando cualquier otra esperanza, pensando en Él, creyendo en el

testimonio de Dios y confiando todo a Él. Si vinieran a Él de esta manera, el descanso

que Él les proporcionará será profundo, seguro, santo y eterno. Él da un descanso que

perdura hasta el cielo, y lo da hoy a todos aquellos que vienen a Él

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

15 de Enero

"Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres

perecerá perpetuamente." Salmo 9: 18.

La pobreza es una dura herencia; pero aquellos que confían en el Señor son

enriquecidos por la fe. Ellos saben que no son olvidados por Dios; y aunque parezca que

son pasados por alto en Su distribución providencial de cosas buenas, esperan un tiempo

cuando todo esto será enderezado. Lázaro no siempre estará echado entre los perros a la

puerta del rico, sino que tendrá su recompensa en el seno de Abraham.

Incluso ahora el Señor recuerda a Sus hijos pobres pero preciosos. "Yo soy pobre y

menesteroso; sin embargo, el Señor piensa en mí", dijo alguien en la antigüedad, y así

es. Los pobres piadosos tienen grandes esperanzas. Esperan que el Señor les provea de

todas las cosas necesarias para esta vida y para la piedad; esperan que todas las cosas les

ayuden a bien; esperan tener una comunión mucho más íntima con su Señor, que no

tenía dónde recostar la cabeza; esperan Su Segundo Advenimiento, y compartir su

gloria. Esta esperanza no puede perecer, pues está puesta en Cristo Jesús, que vive para

siempre; y porque Él vive, la esperanza también vivirá. El santo pobre canta muchos

himnos que el rico pecador no puede entender. Por tanto, cuando tengamos una ración

reducida, hemos de dirigir nuestros pensamientos a la mesa real de arriba.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

16 de Enero

"Todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo." Joel 2: 32.

¿Por qué no invoco Su nombre? ¿Por qué acudo presurosamente a este vecino y a aquel,

cuando Dios está tan cerca y puede oír mi más tenue llamado? ¿Por qué me quedo

sentado, y maquino proyectos e invento planes? ¿Por qué no descargo de una vez mi

peso y mi persona en el Señor? La distancia más corta entre dos puntos es la línea recta;

¿por qué no corro de inmediato al Dios vivo? En vano habré de buscar liberación en

cualquier otra parte; pero con Dios la encontraré; pues aquí tengo la real expresión:

'SERÁ' que la garantiza.

No necesito preguntar si puedo invocar el nombre o no, pues esas palabras: "Todo

aquel" son amplias y comprensivas. Todo aquel quiere decir yo, pues significa

cualquiera y todo el mundo que invoque a Dios. Por tanto voy a seguir la guía del texto

y de inmediato invocaré al glorioso Señor que ha hecho una promesa tan grande.

Mi caso es urgente, y no veo cómo habré de ser liberado; pero ese no es asunto mío. El

que hace la promesa encontrará las maneras y los medios de cumplirla. A mí me

corresponde obedecer Sus mandamientos; a mí no me corresponde dirigir Sus consejos.

Yo soy Su siervo, no Su abogado. Yo lo invoco, y Él me librará.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

17 de Enero

"Vé, porque yo estoy contigo." Éxodo 3: 12.

Es evidente que si el Señor enviaba a Moisés en una misión, no lo dejaría ir solo. El

tremendo riesgo que involucraría, y el gran poder que requeriría, harían que fuese

ridículo que Dios enviara a un pobre hebreo solitario para que confrontara al rey más

poderoso de todo el mundo, pero lo dejara solo. No es concebible que un Dios sabio

confrontara al pobre Moisés con Faraón y las enormes fuerzas de Egipto. Por esto le

dice: "Yo estoy contigo", para que no hubiese duda de que lo podría enviar solo.

En mi caso, también, la misma regla prevalece. Si salgo en una misión del Señor,

confiando solamente en Su poder, y con la mirada fija en Su gloria, es seguro que Él

estará conmigo. Puesto que Él me envía, está obligado a respaldarme. ¿Acaso no basta

eso? ¿Qué más podría necesitar? Si todos los ángeles y los arcángeles estuvieran

conmigo, yo podría fallar; pero si ÉL está conmigo, habré de tener éxito. Sólo debo

cuidarme de actuar dignamente con relación a mi promesa. No he de ir tímidamente,

indecisamente, descuidadamente, presuntuosamente. ¡Qué tipo de persona tendría que

ser aquella que cuenta con Dios! Con tal compañía me corresponde actuar con mucha

hombría, y como Moisés, he de enfrentar a Faraón sin miedo.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

18 de Enero

"Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje." Isaías 53: 10.

Nuestro Señor Jesús no murió en vano. Su muerte fue expiatoria: Él murió como

nuestro sustituto, porque la muerte era el castigo por nuestros pecados; y debido a que

Su sustitución fue aceptada por Dios, Él ha salvado a aquellos por quienes puso Su vida

en sacrificio. Por la muerte se volvió como el grano de trigo que lleva mucho fruto.

Debe haber una descendencia de hijos para Jesús; Él es "el Padre eterno." Él dirá: "Yo y

los hijos que me dio Jehová."

Un hombre es honrado en sus hijos, y Jesús tiene Su aljaba llena de estas saetas de los

valientes. Un hombre es representado en sus hijos, y así es representado el Cristo en los

cristianos. La vida de un hombre parece ser prolongada y extendida en su simiente; y así

la vida de Jesús es continuada en los creyentes.

Jesús vive, pues ve a Su linaje. Él fija Sus ojos en nosotros, se deleita en nosotros y nos

reconoce como el fruto del trabajo de Su alma. Debemos alegrarnos porque nuestro

Señor no cesa de gozar el resultado de Su terrible expiación, y porque nunca dejará de

deleitar Sus ojos en la cosecha de Su muerte. Esos ojos que una vez lloraron por

nosotros, ahora nos miran con placer. Sí, Él mira a aquellos que lo miran a Él. ¡Nuestros

ojos se encuentran! ¡Cuán grande gozo es este!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

19 de Enero

"Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le

levantó de los muertos, serás salvo." Romanos 10: 9.

Debe haber confesión con la boca. ¿He hecho esa confesión? ¿He declarado

abiertamente mi fe en Jesús como el Salvador a quien Dios ha levantado de los muertos,

y lo he hecho de la manera requerida por Dios? He de contestar honestamente esta

pregunta.

Debe haber también fe en el corazón. ¿Creo sinceramente en el Señor Jesús resucitado?

¿Confío en Él como mi única esperanza de salvación? ¿Brota de mi corazón esta

confianza? He de contestar esto como delante de Dios.

Si yo pudiera en verdad afirmar que he confesado a Cristo y he creído en Él, entonces

soy salvo. El texto no dice que podría ser así, sino que es evidente y claro como el sol en

los cielos: "Serás salvo." Como un creyente y como un profesante, puedo echar mano de

la promesa, y argumentarla delante del Señor Dios en este momento, y a lo largo de toda

la vida, y en la hora de la muerte, y en el día del juicio.

He de ser salvo de la culpa del pecado, del poder del pecado, del castigo del pecado, y

por último del propio ser del pecado. Dios lo ha dicho: "Serás salvo." Yo lo creo. Seré

salvo: soy salvo. ¡Gloria a Dios por siempre y para siempre!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

20 de Enero

"Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso

de Dios." Apocalipsis 2: 7.

Ningún hombre puede dar la espalda en el día de la batalla, ni rehusar ir a la guerra

santa. Debemos luchar si hemos de reinar, y debemos continuar la guerra hasta que

venzamos a todo enemigo, pues de lo contrario esta promesa no es para nosotros, pues

es únicamente para "el que venciere". Hemos de vencer a los falsos profetas que han

venido al mundo, y a todos los males que acompañan su enseñanza. Hemos de vencer

nuestra propia languidez de corazón y la tendencia a perder nuestro primer amor. Lean

toda la palabra del Espíritu a la iglesia de Éfeso.

Si por gracia salimos airosos, como saldremos si en verdad seguimos a nuestro Líder

victorioso, entonces seremos admitidos al propio centro del paraíso de Dios, y se nos

permitirá pasar junto al querubín y su espada de fuego, y acercarnos al árbol protegido,

del cual, si un hombre comiere, vivirá para siempre. Escaparemos así de esa muerte sin

fin que es la condena del pecado, y ganaremos esa vida eterna que es el sello de la

inocencia, el resultado de los principios inmortales de la santidad semejante a Dios.

¡Vamos, corazón mío, ten valor! Huir del conflicto sería perder los gozos del nuevo y

mejor Edén; combatir hasta la victoria es caminar con Dios en el Paraíso.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

21 de Enero

"Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová." Éxodo 7: 5.

Es difícil enseñar al mundo impío. Egipto no conoce a Jehová y por eso se atreve a

entronizar sus ídolos, e incluso se aventura a preguntar: "¿Quién es Jehová?" Sin

embargo, el Señor tiene el propósito de quebrantar a los corazones altivos, ya sea que

quieran o no. Cuando Sus juicios truenen sobre sus cabezas, oscurezcan sus cielos,

destruyan sus cosechas, y maten a sus hijos, comenzarán a discernir algo del poder de

Jehová. Todavía habrán de ocurrir cosas en la tierra que pondrán a los escépticos de

rodillas. No desmayemos a causa de sus blasfemias, pues el Señor puede cuidar de Su

propio nombre, y lo hará de una manera muy eficaz.

La salvación de Su propio pueblo fue otro medio poderoso de hacer que Egipto supiera

que el Dios de Israel era Jehová, el Dios vivo y verdadero. Ningún israelita murió por

causa de alguna de las plagas. Nadie de la simiente elegida murió ahogado en el Mar

Rojo. De igual manera, la salvación de los elegidos, y la segura glorificación de todos

los verdaderos creyentes, hará que los más obstinados enemigos de Dios reconozcan

que Jehová es el Dios.

¡Oh, que Su poder de convencimiento salga por Su Santo Espíritu en la predicación del

Evangelio, hasta que todas las naciones se inclinen delante del nombre de Jesús, y lo

llamen Señor!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román


22 de Enero

"Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová." Salmo

41: 1.

Pensar en los pobres y guardarlos en nuestros corazones es el deber de todo cristiano;

pues Jesús puso a los pobres con nosotros y cerca de nosotros cuando dijo: "Siempre

tendréis pobres con vosotros."

Muchos dan su dinero a los pobres con prisa, sin pensar; y muchos más no dan

absolutamente nada. Esta preciosa promesa pertenece a aquellos que "piensan" en los

pobres, que analizan su caso, diseñan planes para su beneficio, y los implementan

consideradamente. Podemos hacer más otorgándoles cuidados que dinero en efectivo, y

mucho más todavía si juntáramos ambas cosas. El Señor promete Su propia

consideración en tiempos de zozobra para aquellos que piensen en los pobres. Él nos

sacará del problema si ayudamos a otros cuando se encuentran en problemas. Habremos

de recibir una ayuda providencial singular si el Señor ve que procuramos proveer a

otros. Hemos de enfrentar tiempos de turbación, sin importar cuán generosos podamos

ser; pero si somos caritativos, podemos presentar un argumento para una liberación

peculiar, y el Señor no negará Su propia palabra y compromiso. Quienes son miserables

tacaños se ayudan a sí mismos, pero el Señor ayudará a los creyentes que son

considerados y generosos. Como hubieren hecho con los demás, así hará el Señor con

ustedes. Vacíen sus bolsillos.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

23 de Enero

"Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación

suya." Levítico 1: 4.

Si al poner su mano sobre el novillo, este se convertía en el sacrificio del oferente,

¿cuánto más no se volverá Jesús nuestro cuando ponemos sobre Él la mano de la fe?

"Mi fe en verdad su mano pone

Sobre esa amada cabeza Tuya,

En tanto que como penitente estoy,

Confesando allí mi pecado."

Si un novillo podía ser aceptado en lugar de una persona para hacer expiación por ella,

¿cuánto más no será el Señor Jesús nuestra propiciación plena y toda suficiente?

Algunos contienden con la gran verdad de la sustitución; mas, en cuanto a nosotros, es

nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestra jactancia y nuestro todo. Jesús es aceptado en

lugar nuestro para hacer expiación por nosotros, y nosotros somos "aceptos en el

Amado".

El lector ha de apresurarse de inmediato para poner su mano sobre el sacrificio

consumado del Señor, para que, aceptándolo, pueda obtener su inmediato beneficio. Si

ya lo ha hecho una vez, que lo haga otra vez. Si no lo hubiere hecho nunca, que extienda

su mano sin demorarse ni un momento. Jesús es tuyo ahora si quieres tenerlo. Apóyate

en Él; apóyate fuertemente en Él; y es tuyo más allá de toda duda; estás reconciliado

con Dios, tus pecados han sido borrados, y tú le perteneces al Señor.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

24 de Enero

"Él guarda los pies de sus santos." 1 Samuel 2: 9.

El camino es resbaloso, y nuestros pies son débiles, pero el Señor guarda nuestros pies.

Si nos entregáramos por medio de la fe obediente para ser sus santos, Él mismo será

nuestro guarda. No solamente encargará a Sus ángeles que nos guarden, sino que Él

mismo preservará nuestras actividades.

Él impedirá que nuestros pies resbalen, para que no manchemos nuestros vestidos, no

lesionemos nuestras almas, y no provoquemos que el enemigo blasfeme.

Él impedirá que nuestros pies se descarríen, para que no nos adentremos en caminos de

error, o en senderos de insensatez, o en vías de costumbres mundanas.

Él impedirá que nuestros pies se hinchen por cansancio, o se llaguen por lo escarpado y

largo del camino.

Él impedirá que nuestros pies resulten heridos: nuestros zapatos serán de hierro y de

bronce, de tal forma que aunque pisemos sobre el filo de la espada, o sobre serpientes

mortíferas, no sangraremos ni podremos resultar envenenados.

Él arrebatará nuestros pies de la red. No quedaremos atrapados en el engaño de

enemigos maliciosos y astutos.

Con una promesa como esta, corramos sin cansancio, y caminemos sin temor. El que

guarda nuestros pies lo hará eficazmente.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

25 de Enero

"Él mira sobre los hombres; y al que dijere: pequé, y pervertí lo recto, y no me ha

aprovechado, Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, y su vida se verá en

luz." Job 33: 27, 28.

Esta es una palabra de verdad, extraída de la experiencia de un hombre de Dios, y

equivale a una promesa. Lo que el Señor ha hecho, y está haciendo, lo seguirá haciendo

mientras el mundo subsista. El Señor recibirá en Su seno a todos los que vengan a Él

con una sincera confesión de su pecado; de hecho, siempre está buscando para descubrir

a alguien que esté en problemas por causa de sus faltas.

¿No podemos endosar el lenguaje usado aquí? ¿Acaso no hemos pecado y pecado

personalmente como para decir: "He pecado"? ¿No hemos pecado voluntariamente

habiendo pervertido lo que es recto? ¿No hemos pecado como para descubrir que no hay

ganancia en ello, sino una pérdida eterna? Entonces, acudamos a Dios con este

reconocimiento honesto. Él no pide más. No podemos hacer menos.

Usemos como argumento Su promesa en el nombre de Jesús. Él nos redimirá del

abismo del infierno que abre sus fauces para tragarnos; Él nos concederá vida y luz.

¿Por qué habríamos de desesperar? ¿Por qué habríamos siquiera de dudar? El Señor no

se burla de las almas humildes. Él dice en serio lo que afirma. Los culpables pueden ser

perdonados. Los que merecen una ejecución pueden recibir un perdón inmerecido.

¡Señor, nosotros confesamos, y te pedimos que nos perdones!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

26 de Enero

"Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel." Números 23: 23.

¡Cómo debería cortar esto las raíces y las ramas de todos los miedos insensatos y

supersticiosos! Aun cuando hubiera alguna verdad en la brujería y en los agüeros, no

podrían afectar al pueblo del Señor. Aquellos a quienes Dios bendice, los demonios no

pueden maldecir.

Los impíos, como Balaam, pueden maquinar astutamente para destruir al Israel de Dios;

pero a pesar de todo su sigilo y su política están condenados al fracaso. Su pólvora está

mojada y su espada perdió su filo. Se reúnen; pero como el Señor no está con ellos, se

juntan en vano. Podemos quedarnos quietos, y dejar que tejan sus redes, pues no

seremos atrapados en ellas. Aunque solicitaran la ayuda de Beelzebú, y emplearan toda

su astucia viperina, no les serviría de nada: los hechizos no funcionarán y la adivinación

los engañará. ¡Cuán grande bendición es esta! ¡Cómo tranquiliza el corazón! Los Jacob

de Dios luchan con Dios, pero nadie luchará con ellos para prevalecer. Los Israel de

Dios tienen poder con Dios y prevalecen, pero nadie tendrá poder para prevalecer en

contra de ellos. No hemos de temer ni al mismo demonio, ni a ninguno de esos secretos

enemigos cuyas palabras están llenas de engaño, y cuyos planes son profundos e

insondables. No pueden dañar a aquellos que confían en el Dios vivo. Desafiamos al

diablo y a todas sus legiones.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

27 de Enero

"Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os

contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados

que cometisteis." Ezequiel 20: 43.

Cuando somos aceptados por el Señor, y estamos colocados en el lugar de favor, y paz,

y seguridad, entonces somos conducidos a arrepentirnos de todas nuestras fallas y

extravíos para con nuestro Dios lleno de gracia. El arrepentimiento es tan precioso, que

lo podemos llamar un diamante de hermosas aguas, y esto está dulcemente prometido al

pueblo de Dios como uno de los resultados más santificantes de la salvación. Aquel que

acepta el arrepentimiento, también da el arrepentimiento; y no lo da proveniente de "la

caja amarga" sino que lo toma de entre "las hojuelas con miel" con las que alimenta a

Su pueblo. Un sentido del perdón comprado con sangre y de la misericordia inmerecida,

es el mejor medio para derretir a un corazón de piedra. ¿Tenemos duros sentimientos?

Pensemos en el amor del pacto, y entonces dejaremos el pecado, lamentaremos el

pecado y odiaremos el pecado; sí, nos aborreceremos a nosotros mismos por pecar

contra un amor tan infinito. Acerquémonos a Dios con esta promesa de penitencia, y

pidámosle que nos ayude a recordar, y a arrepentirnos, y a lamentarnos, y a regresar.

¡Oh, que pudiéramos gozar del derretimiento provocado por

la aflicción santa! ¡Qué alivio sería una inundación de lágrimas! ¡Señor, golpea la roca,

o háblale a la roca, y haz que las aguas fluyan!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

28 de Enero

"Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos." Apocalipsis 21: 4.

Sí, llegaremos a esto si somos creyentes. La tristeza cesará, y las lágrimas serán

enjugadas. Este es un mundo de llanto, pero pasará. Habrá un nuevo cielo, y una nueva

tierra, según lo dice el primer versículo de este capítulo; y, por tanto, no habrá ya

ninguna causa de llanto en relación a la caída y sus consiguientes miserias. Lean el

segundo versículo, y noten cómo habla de la esposa y de sus bodas. Las bodas del

Cordero son un tiempo para un placer sin límites, y las lágrimas estarán fuera de lugar.

El tercer versículo dice que el propio Dios morará entre los hombres; y seguramente a

Su diestra hay placeres sin término, y las lágrimas no fluyen más.

¿Cuál será nuestro estado cuando no haya más tristeza, ni llanto, y ya no haya tampoco

más dolor? Esto será más glorioso de lo que todavía podamos imaginar. ¡Oh ojos

enrojecidos por el llanto, detengan su flujo abrasador, pues dentro de poco ya no

conocerán más las lágrimas! Nadie puede enjugar las lágrimas como el Dios de amor, y

Él viene para hacerlo. "Por la noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría."

¡Ven, Señor, y no esperes; pues ahora tanto los hombres como las mujeres deben llorar!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

29 de Enero

"Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno

y lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti

para siempre." Deuteronomio 12: 28.

Aunque la salvación no es por las obras de la ley, sin embargo, las bendiciones que son

prometidas a la obediencia no son denegadas a los fieles siervos de Dios. El Señor quitó

las maldiciones cuando fue hecho maldición por nosotros, pero ninguna cláusula de

bendición ha sido abrogada.

Hemos de tomar nota y escuchar la voluntad revelada del Señor, poniendo nuestra

atención no sólo a algunas porciones de ella, sino a "todas estas palabras." No podemos

seleccionar ni elegir, sino ha de haber un respeto imparcial para todo lo que Dios ha

mandado. Este es el camino de bendición para el padre y para sus hijos. La bendición

del Señor está sobre los elegidos hasta la tercera y cuarta generación. Si caminan

rectamente delante de Él, hará saber a todos los hombres que son una simiente que el

Señor ha bendecido.

Ninguna bendición nos puede llegar a nosotros o a los nuestros por medio de la

deshonestidad y el engaño. Los caminos de la conformidad mundana y de la impiedad

no pueden traernos bien ni a nosotros ni a los nuestros. Nos irá bien cuando caminemos

bien delante de Dios. Si la integridad no nos hiciera prosperar, la ruindad no lo hará. Lo

que place a Dios nos proporcionará placer a nosotros.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

30 de Enero

"He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres." Génesis 28: 15.

¿Necesitamos misericordias para el camino? Aquí tenemos unas muy especiales: la

presencia de Dios y Su preservación. En cualquier lugar necesitamos ambas, y en

cualquier lugar las tendremos si acudimos al llamado del deber y no vamos meramente

siguiendo nuestra propia fantasía. ¿Por qué habríamos de mirar el cambio de domicilio a

otro país como una triste necesidad cuando nos es asignado por la voluntad divina? En

todas las tierras el creyente es igualmente un peregrino y un extranjero; y, sin embargo,

en cualquier región el Señor es la morada del creyente, como lo ha sido para todos Sus

santos en todas las generaciones. Podríamos echar de menos la protección de un

monarca terrenal, pero cuando Dios dice: "te guardaré", no estamos expuestos a ningún

peligro real. Este es un bendito pasaporte para un viajero, y una escolta celestial para un

emigrante.

Jacob no había abandonado nunca antes su hogar paterno: había estado siempre bajo la

protección de la madre, y no había sido un aventurero como su hermano. Sin embargo,

se fue lejos, y Dios fue con él. Llevaba poco equipaje, y no contaba con ayudantes; sin

embargo, ningún príncipe viajó jamás con un protector personal más noble. Aun cuando

dormía al aire libre, los ángeles lo cuidaban, y el Señor Dios le habló. Si el Señor nos

ordena que vayamos, digamos con nuestro Señor Jesús: "Levantaos, vamos de aquí."

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

31 de Enero

"El Dios mío me oirá." Miqueas 7: 7.

Los amigos podrían ser desleales, pero el Señor no se apartará del alma agraciada; por el

contrario, Él oirá todos sus deseos. El profeta dice: "De la que duerme a tu lado cuídate,

no abras la boca;... y los enemigos del hombre son los de su casa." Este es un

lamentable estado de cosas; pero aun en tales casos el Mejor Amigo permanece fiel, y

podemos contarle todo nuestro dolor.

Nuestra sabiduría consiste en mirar al Señor, y no altercar con hombres o mujeres. Si

nuestras súplicas amorosas son desdeñadas por nuestros propios parientes, confiemos en

el Dios de nuestra salvación, pues Él nos oirá. Nos oirá con mayor razón por causa del

desafecto y la opresión de los demás, y muy pronto tendremos motivo de clamar: "Tú,

enemiga mía, no te alegres de mí."

Puesto que Dios es el Dios vivo, Él puede oír; puesto que es un Dios amante, Él oirá;

puesto que Él es el Dios del pacto, se ha obligado a oírnos. Si cada uno de nosotros

pudiera dirigirse a Él como "Dios mío", podríamos decir con absoluta certeza: "El Dios

mío me oirá." ¡Ven, entonces, oh corazón sangrante, y deja que tus tristezas se

denuncien solas delante del Señor tu Dios! Voy a arrodillarme en secreto, y a susurrar

internamente: "El Dios mío me oirá".

Congregación Pan de Vida | 2016 | La verdad te hará libre
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