Charles Spurgeon

Meditaciones mes de Abril

1 de Abril

"El que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará." Isaías 35: 8.

El camino de la santidad es tan recto y llano, que las mentes más simples no pueden

extraviarse en él si lo siguen constantemente. Los sabios según el mundo recomiendan

muchos giros y vueltas, y, sin embargo, cometen terribles disparates y generalmente no

encuentran su meta. La estrategia mundana es una pobre cosa miope, y cuando los

hombres la eligen como su vía, los conduce por montes de oscuridad. Las mentes

agraciadas sólo saben hacer lo que el Señor les ordena; pero esto las mantiene en el

camino real y bajo la protección del rey.

El lector nunca debe ayudarse a salir de una dificultad mediante una falsedad, o por

medio de un acto cuestionable; él ha de conservarse en medio del camino principal de la

verdad y de la integridad, y estará siguiendo el mejor curso posible. En nuestras vidas

no debemos practicar nunca la navegación circular, ni soñar con evasiones. Sean justos

y no teman. Sigan a Jesús y no se preocupen por consecuencias nefastas. Si el peor de

los males pudiera ser evitado haciendo el mal, en el propio intento de ello, caeríamos en

un mal peor de lo que sería cualquier otro mal. El camino de Dios es el mejor camino.

Síguelo aunque los hombres te consideren un torpe, y serás verdaderamente sabio.

Señor, guía a Tus siervos por senda de rectitud a causa de sus enemigos.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

2 de Abril

"Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea

manifiesto a todos." 1 Timoteo 4: 15.

Prácticamente esta es una promesa de que, por medio de una meditación diligente y la

entrega de toda nuestra mente a nuestra obra por el Señor, obtendremos un

aprovechamiento que será manifiesto a todos. Hemos de sacarle provecho a la Palabra

de Dios, no mediante una lectura apresurada, sino a través de una profunda meditación.

No es haciendo descuidadamente una gran cantidad de trabajo, sino haciendo todo

aquello que emprendamos de la mejor manera, que obtendremos un aprovechamiento

real. "En toda labor hay fruto", mas no en el ajetreo y la prisa que carecen de una

verdadera energía de corazón.

Si nos dividimos entre Dios y las riquezas, o entre Cristo y el yo, no lograremos ningún

progreso. Hemos de entregarnos enteramente a las cosas santas, pues de lo contrario

seremos pobres comerciantes en el negocio celestial, y en nuestra participación

accionaria no se reflejará ninguna ganancia.

¿Soy un ministro? Entonces he de ser enteramente un ministro, y no he de gastar mis

energías en ocupaciones secundarias. ¿Qué tengo yo que ver con políticas partidistas, o

vanas diversiones? ¿Soy un cristiano? Entonces he de convertir el servicio a Jesús en mi

ocupación, mi obra vital y mi única ocupación. Debemos estar completamente unidos

con Jesús, y luego completamente entregados a la obra por Jesús, pues de lo contrario

no progresaremos ni daremos fruto, y ni la iglesia ni el mundo sentirán esa poderosa

influencia que el Señor quiere que ejerzamos.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

3 de Abril

"Por cuanto oíste las palabras del libro, y tu corazón se enterneció, y te humillaste

delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra

sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y

lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová." 2 Reyes 22: 19.

Muchos menosprecian la advertencia y perecen. Bienaventurado es aquel que tiembla

ante la palabra del Señor. Josías así lo hizo, y le fue perdonada la contemplación del mal

que el Señor determinó enviar en contra de Judá por causa de sus graves pecados.

¿Posees tú este enternecimiento? ¿Practicas esta humillación de tu yo? Entonces tú

también serás eximido en el día malo. Dios pone una marca sobre los hombres que

suspiran y claman por causa de los pecados de los tiempos. Se le ordena al ángel

exterminador que conserve su espada en su vaina hasta que los elegidos de Dios sean

protegidos: estos son mejor conocidos por su temor piadoso y por su temblor ante la

palabra del Señor. ¿Son amenazadores los tiempos? ¿Avanzan a grandes zancadas el

papado y la infidelidad y temes un castigo nacional sobre esta nación contaminada?

Haces bien. Sin embargo, has de descansar en esta promesa: "Por tanto, he aquí yo te

recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el

mal que yo traigo sobre este lugar." Mejor todavía, el propio Señor podría venir, y

entonces los días de nuestra lamentación llegarán a un fin.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

4 de Abril

"Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de

delante de ti." Éxodo 23: 28.

No necesitamos considerar qué eran esas avispas. Constituían el propio ejército de Dios

que Él envió delante de Su pueblo para que picaran a sus enemigos, y tornaran fácil la

conquista de Israel. Con Sus propios instrumentos elegidos nuestro Dios peleará por Su

pueblo y hostigará a Sus enemigos, antes de que entren en la batalla propiamente dicha.

Con frecuencia Él confunde a los adversarios de la verdad con métodos en los que los

propios reformadores no tienen ingerencia. El aire está lleno de misteriosas influencias

que acosan a los enemigos de Israel. En el Apocalipsis leemos que "La tierra ayudó a la

mujer".

No hemos de temer nunca. Las estrellas en sus órbitas luchan contra los enemigos de

nuestras almas. Muy a menudo, cuando marchamos al conflicto, no encontramos ningún

ejército con el que contender. "Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis

tranquilos." Las avispas del Señor pueden hacer más que nuestras armas. Nunca

podríamos soñar con que la victoria fuera obtenida por tales medios como los que usa

Jehová. Nosotros debemos obedecer nuestras órdenes de marcha y salir a la conquista

de las naciones por Jesús, y descubriremos que el Señor ha ido delante de nosotros, y ha

preparado el camino, de tal manera que al final confesaremos con júbilo: "Su diestra lo

ha salvado, y su santo brazo."

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

5 de Abril

"Yo te he formado, siervo mío eres; Israel, no me olvidaré de ti." Isaías 44: 21. (La

Biblia de las Américas)

Nuestro Jehová no puede olvidar a Sus siervos como para dejar de amarlos. Él los

eligió, no por un tiempo, sino para siempre. Él sabía lo que serían cuando los llamó para

que formaran parte de la familia divina. Él deshace sus pecados como una nube; y

podemos estar seguros de que no los echará de Sus puertas por las iniquidades que ya ha

borrado. Sería una blasfemia imaginar tal cosa.

Él no los olvidará como para dejar de pensar en ellos. Un momento de olvido de parte

de nuestro Dios, sería nuestra ruina. Por tanto, Él dice: "No me olvidaré de ti." Los

hombres nos olvidan: aquellos a quienes hemos beneficiado se vuelven en contra

nuestra: no contamos con un lugar permanente en el veleidoso corazón de los hombres;

pero Dios nunca olvida a ninguno de Sus verdaderos siervos. Él se liga a nosotros, no

por lo que hagamos por Él, sino por lo que Él ha hecho por nosotros. Hemos sido

amados durante demasiado tiempo, y fuimos comprados a un precio demasiado grande,

para ser olvidados ahora. Jesús ve en nosotros el fruto de la aflicción de Su alma, y no

puede olvidar eso. El Padre ve en nosotros a la esposa de Su Hijo, y el Espíritu ve en

nosotros a Su propia obra eficaz. El Señor piensa en nosotros. En este día seremos

socorridos y sustentados. ¡Oh, que nunca nos olvidemos del Señor!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

6 de Abril

"Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su

nombre." Zacarías 14: 9.

¡Qué bienaventurada perspectiva! Esto no es el sueño de un entusiasta, sino la

declaración de la Palabra infalible. Jehová será conocido entre todas las naciones, y Su

agraciada influencia será reconocida por todas las tribus de los hombres. Hoy está lejos

de ser así. ¿Dónde se inclina alguien ante el Grandioso Rey? ¡Cuánta rebelión hay!

¡Cuántos señores y cuántos dioses hay sobre la tierra! Incluso entre cristianos

profesantes, ¡qué diversidad de ideas hay acerca de Él y de Su Evangelio! Un día habrá

un Rey, un Jehová, y un nombre para el Dios viviente. ¡Oh Dios, apresura ese día!

Nosotros clamamos diariamente: venga Tu reino.

No discutiremos la pregunta acerca de cuándo será esto. Con la misma seguridad con

que el Espíritu Santo habló por Sus profetas, así de cierto la tierra será llena de la gloria

del Señor. Jesús no murió en vano. El Espíritu de Dios no obra en vano. Los propósitos

eternos del Padre no se verán frustrados. Aquí, donde Satanás triunfó, Jesús será

coronado, y el Señor Dios Omnipotente reinará. Sigamos nuestro camino a nuestro

trabajo diario y a nuestra guerra, fortalecidos en la fe.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

7 de Abril

"Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y

te temerán." Deuteronomio 28: 10.

Entonces no tenemos ninguna razón para estar temerosos de ellos. Esto daría muestras

de un espíritu indigno, y sería una señal de incredulidad más bien que de fe. Dios puede

hacernos tan semejantes a Él, que los hombres se verán obligados a reconocer que

nosotros llevamos Su nombre justamente, y que en realidad pertenecemos al Santo

Jehová. ¡Oh, que obtengamos esta gracia que el Señor espera otorgar!

Tengan la seguridad de que los hombres impíos sienten temor de los verdaderos santos.

Les odian, pero también les temen. Amán tembló por causa de Mardoqueo, aun cuando

buscaba la destrucción de aquel buen hombre. De hecho, el odio de ellos surge a

menudo del temor que no confiesan por ser demasiado altivos. Sigamos por la senda de

la verdad y de la rectitud sin el menor estremecimiento. El miedo no es para nosotros,

sino para quienes hacen el mal y combaten contra el Señor de los ejércitos. Si en verdad

el nombre del Eterno Dios es invocado sobre nosotros, estamos seguros; pues, al igual

que antaño, cuando un romano sólo tenía que decir romanus sum (soy romano), y podía

reclamar la protección de todas las legiones del vasto imperio, así, cada individuo que

sea un hombre de Dios tiene a la omnipotencia como su guardián, y Dios primero

dejaría al cielo sin ángeles que a un santo sin defensa. Sean más valerosos que leones en

cuanto a lo que es recto, pues Dios está con ustedes.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

8 de Abril

"A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como

has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.

Hechos 23: 11.

¿Eres un testigo del Señor, y te encuentras justo ahora en peligro? Entonces recuerda

que tú eres inmortal hasta que tu trabajo haya sido concluido. Si el Señor te ha

designado para que des más testimonios, entonces vivirás para darlos. ¿Quién es aquel

que podría romper la vasija que el Señor se propone utilizar otra vez?

Si no tienes más trabajo que hacer para tu Señor, no debería turbarte que esté a punto de

llamarte a casa y ponerte donde estés más allá del alcance de los adversarios. Dar

testimonio por Jesús ha de ser tu principal oficio, y no te pueden detener hasta que ese

testimonio esté concluido: por tanto, puedes estar tranquilo. La cruel calumnia, la

tergiversación impía, el abandono de los amigos, la traición de quien goza de tu mayor

confianza, y todo lo demás que te pudiese sobrevenir, no pueden obstaculizar el

propósito del Señor en cuanto a ti. El Señor está a tu lado en la noche de tu aflicción, y

dice: "Todavía es necesario que testifiques de Mí." Ten calma y sé lleno de gozo en el

Señor.

Si no necesitas esta promesa justo ahora, podrías necesitarla muy pronto. Atesórala.

Recuerda también orar por los misioneros, y por todos los perseguidos, para que el

Señor los preserve hasta que completen su obra.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

9 de Abril

"Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo." Salmo 119: 165.

Sí, un verdadero amor por el gran Libro, nos traerá gran paz del gran Dios, y será una

gran protección para nosotros. Si vivimos constantemente en la compañía de la ley del

Señor, engendrará en nuestros corazones un sosiego que ninguna otra cosa podría

generar. El Espíritu Santo actúa como Consolador por medio de la Palabra, y derrama

abundantemente esas benignas influencias que calman las tempestades del alma.

Nada sirve de piedra de tropiezo para el hombre en el que mora ricamente la Palabra de

Dios. Él toma su cruz diaria que se convierte en un deleite. Está preparado para la

tribulación de fuego, y no la considera como algo extraño, como para quedar

completamente abatido por ella. No tropieza con la prosperidad, como hacen muchos, ni

es aplastado por adversidad, como han sido otros, pues vive más allá de las cambiantes

circunstancias de la vida externa. Cuando el Señor pone delante de él algún gran

misterio de la fe que hace clamar a otros: "Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?",

el creyente lo acepta sin ninguna duda; pues sus dificultades intelectuales son resueltas

por su temor reverente de la ley del Señor, que es para él la suprema autoridad ante la

que se inclina gozosamente. Señor, obra en nosotros este amor, esta paz y este reposo,

en este día.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

10 de Abril

"Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y

cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá." Números 21: 8.

Este es un tipo glorioso del Evangelio. Jesús, contado con los inicuos, cuelga en la cruz

delante de nosotros. Una mirada a Él nos curará de la mordida de serpiente del pecado;

Él nos sanará de inmediato: "Cuando mirare a ella, vivirá". El lector que esté

lamentando su pecaminosidad ha de notar las palabras: "Cualquiera que mirare a ella,

vivirá". Todo el que mire comprobará que esto es verdad. Yo comprobé que así es. Yo

miré a Jesús y viví al instante. Yo sé que viví. Lector, si miras a Jesús, tú vivirás

también. Es cierto que estás henchido de veneno y no ves ninguna esperanza. Es cierto,

también, que no hay otra esperanza sino esta. Pero esta es una cura infalible:

"Cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá."

La serpiente de bronce no fue izada como una curiosidad que debía ser contemplada por

los sanos; su propósito especial era para quienes fueren "mordidos". Jesús murió como

un Salvador real para pecadores reales. Aunque la mordida te haya hecho un borracho, o

un ladrón, o una persona impúdica y profana, una mirada al Grandioso Salvador te

sanará de estas enfermedades, y te hará vivir en santidad y comunión con Dios. Mira y

vive.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

11 de Abril

"Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce

a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más

grande, dice Jehová." Jeremías 31: 34.

En verdad, prescindiendo de cualquier otra cosa que no sepamos, nosotros conocemos

al Señor. Este día esta promesa es verdadera en nuestra experiencia, y no es una

pequeña promesa. El más pequeño creyente entre nosotros conoce a Dios en Cristo

Jesús. No tan plenamente como quisiéramos; mas, sin embargo, verdadera y realmente

conocemos al Señor. No sólo conocemos doctrinas acerca de Él, sino que lo conocemos

a ÉL. Él es nuestro Padre y nuestro Amigo. Somos Sus conocidos personales. Podemos

decir: "Señor mío, y Dios mío." Gozamos de estrecha comunión con Dios, y pasamos

muchas temporadas felices en Su santa compañía. Ya no somos más extraños para

nuestro Dios, sino que el secreto del Señor está con nosotros.

Esto es más de lo que la naturaleza podría habernos enseñado. La carne y la sangre no

nos han revelado a Dios. Cristo Jesús ha dado a conocer al Padre a nuestros corazones.

Si, entonces, el Señor ha hecho que lo conozcamos, ¿no es esto la fuente de todo

conocimiento salvador? Conocer a Dios es la vida eterna. Tan pronto como llegamos a

conocer a Dios, tenemos la evidencia de ser resucitados a una vida nueva. ¡Oh, alma

mía, regocíjate con este conocimiento, y bendice a tu Señor todo este día!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

12 de Abril

"Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado." Jeremías

31: 34.

Cuando conocemos al Señor, recibimos el perdón de los pecados. Lo conocemos como

el Dios de Gracia, que pasa por alto nuestras transgresiones. ¡Qué feliz descubrimiento

es este!

Pero cuán divinamente está expresada esta promesa: ¡el Señor promete que no se

acordará más de nuestros pecados! ¿Puede Dios olvidar? Él dice que lo hará, y Él dice

en serio lo que dice. Él considerará como si no hubiésemos pecado nunca. La grandiosa

expiación quitó tan eficazmente todo pecado, que para la mente de Dios es como si no

hubiera existido. El creyente es ahora tan acepto en Cristo Jesús como lo era Adán en su

inocencia; sí, más aún, pues él lleva puesta una justicia divina, mientras que la de Adán

era solamente humana.

El Gran Señor no se acordará de nuestros pecados como para castigarlos, o como para

amarnos una pizca menos por causa de esos pecados. Igual que una deuda que, cuando

es pagada, deja de ser deuda, así el Señor hace una completa cancelación de la iniquidad

de Su pueblo.

Cuando nos estemos lamentando por nuestras transgresiones y deficiencias -y este es

nuestro deber mientras vivamos- al mismo tiempo hemos de regocijarnos porque nunca

serán mencionadas contra nosotros. Esto nos lleva a odiar el pecado. El perdón de Dios

inmerecido nos conduce a vigilar para no ofenderle nunca más por medio de la

desobediencia.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

13 de Abril

"El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al

cuerpo de la gloria suya." Filipenses 3: 21.

Con frecuencia, cuando somos atormentados por el dolor y nos descubrimos incapaces

de pensar o de adorar, sentimos que, en verdad, este es "el cuerpo de la humillación

nuestra"; y cuando somos tentados por las pasiones que surgen de la carne, no creemos

que la palabra "humillación" sea una traducción demasiado vigorosa en absoluto.

Nuestros cuerpos nos humillan; y eso es todo lo mejor que hacen por nosotros. ¡Oh, que

fuéramos debidamente humildes, pues nuestros cuerpos nos asemejan a los animales, e

incluso nos ligan con el polvo!

Pero nuestro Salvador, el Señor Jesús, cambiará todo esto. Seremos transformados a

semejanza de Su propio cuerpo de gloria. Esto lo experimentarán todos aquellos que

creen en Jesús. Por fe sus almas han sido transformadas, y sus cuerpos experimentarán

una renovación tal que los adaptará a sus espíritus regenerados. Qué tan pronto ocurra

esta grandiosa transformación, no podríamos decirlo; pero su pensamiento debería

ayudarnos a soportar las tribulaciones de hoy, y todas las aflicciones de la carne. En

breve, seremos como Jesús es ahora. No más rostros adoloridos, no más miembros

hinchados, no más ojos apagados, no más corazones desfallecidos. El viejo no será más

un manojo de debilidades, ni el enfermo una masa de agonía. "Semejante al cuerpo de la

gloria suya." ¡Qué expresión! ¡Aun nuestra carne descansará en la esperanza de una tal

resurrección!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

14 de Abril

"Él nos elegirá nuestras heredades." Salmo 47: 4.

Nuestros enemigos quieren asignarnos una porción muy funesta, pero no seremos

entregados en sus manos. El Señor hará que permanezcamos en nuestro sitio, en nuestro

lugar asignado por Su infinita sabiduría. Una mente más sabia que la nuestra arregla

nuestro destino. El ordenamiento de todas las cosas pertenece a Dios, y nos alegra que

así sea; preferimos que Dios elija por nosotros. Si las cosas pudieran ser a nuestra

manera, desearíamos que todas las cosas fueran a la manera de Dios.

Estando conscientes de nuestra propia necedad, no deseamos gobernar nuestros

destinos. Nos sentimos más seguros y más tranquilos cuando el Señor dirige el rumbo

de nuestro barco que si pudiéramos dirigirlo nosotros de acuerdo a nuestro juicio.

Gozosamente ponemos nuestro doloroso presente y nuestro desconocido futuro en

manos de nuestro Padre, nuestro Salvador y nuestro Consolador.

¡Oh, alma mía, pon en este día todos tus deseos a los pies de Jesús! Si últimamente has

sido algo díscolo y testarudo, ávido de ser y de hacer lo que te dicte tu propia mente,

descarta ahora tu necio ego, y pon las riendas en las manos del Señor. Di: "Él ha de

elegir". Si otros disputan la soberanía del Señor, y se glorían en el libre albedrío del

hombre, tú respóndeles efectivamente: "Él elegirá por mí." Mi más libre decisión es que

Él decida por mí. Como un agente libre, yo elijo que Él tenga toda la decisión.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

15 de Abril

"Pero a los justos les será dado lo que desean." Proverbios 10: 24.

Puesto que es un deseo justo, Dios está dispuesto a concederlo. No sería bueno ni para

el propio individuo involucrado ni para la sociedad en general, que una promesa así

fuera ofrecida a los injustos. Si guardamos los mandamientos del Señor, Él tendrá

apropiadamente un respeto para nuestros deseos.

Si los justos se vieran reducidos a tener deseos injustos, no les serían concedidos. Pero

entonces, estos no serían sus deseos reales; serían sus descarríos o sus desatinos; y está

bien que sean rechazados. Sus agraciados deseos llegarán delante del Señor, y no les

dirá que no.

¿Nos está denegando el Señor nuestras peticiones durante algún tiempo? Que la

promesa correspondiente al día de hoy nos aliente a pedir de nuevo. ¿Nos ha negado

completamente nuestras peticiones? Aun así le daremos gracias, pues nuestro deseo

siempre ha sido que nos niegue lo que pedimos, si Él juzgase que lo mejor para nosotros

fuese un rechazo.

En cuanto a ciertas cosas, pidamos con audacia. Nuestros deseos primordiales han de

ser los relativos a la santidad, la utilidad, la semejanza a Cristo, nuestra preparación para

el cielo. Estos son los deseos de la gracia más bien que de la naturaleza: son los deseos

del hombre justo más bien que del hombre natural. Dios no nos escatimará estas cosas,

sino que nos dará en abundancia. "Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las

peticiones de tu corazón." ¡Este día, alma mía, pide liberalmente!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

16 de Abril

"En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A

JEHOVÁ." Zacarías 14: 20.

¡Feliz el día cuando todas las cosas sean consagradas, y las campanillas de los caballos

suenen santidad para el Señor! Ese día ha llegado para mí. ¿No santifico todas las cosas

para Dios? Estas ropas, cuando me las pongo o cuando me las quito, ¿no han de

recordarme la justicia de Cristo Jesús, mi Señor? ¿No he de hacer mi trabajo como para

el Señor? ¡Oh, que hoy mis ropas fueran vestiduras sacras, mis alimentos sacramentos,

mi casa un templo, mi mesa un altar, mi conversación incienso, y yo mismo un

sacerdote! Señor, cumple Tu promesa, y que nada sea para mí profano e inmundo.

En fe he de esperar esto. Creyendo que así será, seré conducido a hacerlo. Como yo

mismo soy propiedad de Jesús, mi Señor puede hacer un inventario de todo lo que

tengo, pues todo es completamente Suyo; y yo estoy resuelto a demostrar que así es por

el uso que he de hacer de ello en este día. De la mañana a la noche quiero ordenar todas

las cosas de acuerdo a una regla feliz y santa. Mis campanillas sonarán; ¿por qué no

habrían de sonar? Incluso mis caballos tendrán campanillas. ¿Quién tiene tal derecho a

la música como el derecho que tienen los santos? Pero todas mis campanillas, mi

música y mi júbilo, se tornarán en santidad y sonarán el nombre de "el Dios Feliz".

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

17 de Abril

"Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun a sus enemigos hace

estar en paz con él." Proverbios 16: 7.

He de ver que mis caminos sean agradables al Señor. Incluso entonces tendré enemigos;

y, tal vez, todavía con mayor certidumbre, debido a que me esfuerzo en hacer aquello

que es recto. ¡Pero qué promesa es esta! El Señor hará que la ira del hombre le alabe, y

la abatirá de tal forma que no me turbará.

Él puede constreñir al enemigo a desistir de hacerme daño, aunque tenga la intención de

hacerlo. Esto hizo con Labán, que persiguió a Jacob, pero no se atrevió a tocarlo. O

puede dominar la ira del enemigo, y volverlo amigable, como lo hizo con Esaú, que se

reunió con Jacob de una manera hermanable, aunque Jacob había temido que lo hiriera a

él y a su familia con la espada. El Señor puede también convertir a un furioso adversario

en un hermano en Cristo, en un compañero obrero, como lo hizo con Saulo de Tarso.

¡Oh, que hiciera esto en cada instancia en que aparezca un espíritu perseguidor!

Bienaventurado es el hombre cuyos enemigos son reducidos a ser con él, lo que los

leones fueron con Daniel en el foso: ¡tranquilos y amigables! Cuando me enfrente con la

muerte, que es llamada el último enemigo, ruego que pueda estar en paz. Mi única gran

preocupación ha de ser agradar al Señor en todas las cosas. ¡Oh, hemos de tener fe y

santidad; pues estas cosas son agradables al Altísimo!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

18 de Abril

"Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé." Josué 1: 5.

Esta palabra para Josué es citada con frecuencia; es la base de aquella palabra del

Nuevo Testamento: "No te desampararé, ni te dejaré".

Amados, tenemos ante nosotros una vida de guerra, pero el Señor de los Ejércitos está

con nosotros. ¿Somos llamados a ser conductores de un pueblo grande pero veleidoso?

Esta promesa nos garantiza toda la sabiduría y prudencia que hubiéremos de necesitar.

¿Tenemos que contender con enemigos astutos y poderosos? Aquí encontramos fuerza y

valor, destreza y victoria. ¿Tenemos una gran herencia por conquistar? Por este signo

alcanzaremos nuestro propósito; el Señor mismo está con nosotros.

Sería terrible en verdad para nosotros que Jehová nos fallara; pero, como esto no puede

suceder, los vientos del desasosiego son apaciguados en las cavernas de la divina

fidelidad. En ninguna ocasión nos abandonará el Señor. No importa lo que suceda, Él

estará a nuestro lado. Los amigos nos abandonan, y su ayuda es como una lluvia en

Abril; pero Dios es fiel, Jesús es el mismo por siempre, y el Espíritu Santo mora en

nosotros.

Vamos, corazón mío, has de tener calma y esperanza el día de hoy. Las nubes podrían

cernirse sobre nosotros, pero el Señor puede disiparlas. Puesto que Dios no me fallará,

mi fe no ha de fallar; y, puesto que Él no me abandonará, yo tampoco lo abandonaré a

Él. ¡Oh, que el Señor nos conceda una fe tranquila!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

19 de Abril

"Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y

las reconoceré." Ezequiel 34: 11.

Esto hace al principio cuando Sus elegidos son como ovejas descarriadas que no

conocen al pastor ni al rebaño. ¡Cuán maravillosamente encuentra el Señor a Sus

elegidos! Jesús es grandioso tanto en Su carácter de un pastor rastreador como de un

pastor salvador. Aunque muchos de aquellos que Su Padre le dio, hubieran llegado tan

cerca de las puertas del infierno como hubieran podido hacerlo, sin embargo, el Señor,

tras buscar y buscar, los descubre y se acerca a ellos en la gracia. Él nos ha reconocido:

tengamos buena esperanza por aquellos que son puestos en nuestros corazones para que

oremos por ellos, pues Él los encontrará también.

El Señor repite este proceso cuando cualquier miembro de Su rebaño se extravía de los

pastos de la verdad y de la santidad. Podrían caer en grave error, en triste pecado, y

dureza atroz; mas, sin embargo, el Señor, que se ha convertido en una garantía en favor

de ellos ante Su Padre, no tolerará que ninguno de ellos llegue tan lejos como para que

perezca. Él, por Su providencia y por Su gracia, los seguirá a tierras extrañas, a moradas

de pobreza, a cuevas de oscuridad, a profundidades de desesperación; Él no perderá a

ninguno de los que Su Padre le ha dado. Para Jesús, buscar y salvar a todo el rebaño, es,

sin ninguna excepción, un asunto de honor. ¡Qué promesa tengo para argumentar con

ella, si en esta hora me veo forzado a clamar: "Yo anduve errante como oveja

extraviada."!

La Chequera del Banco de la fe. Traducción de Allan Román

20 de Abril

"El justo por la fe vivirá." Romanos 1: 17.

No he de morir. Yo debo creer, y, en verdad, creo en el Señor mi Dios, y esta fe me

mantendrá vivo. Yo quiero ser contado entre aquellos que son justos en sus vidas; pero

aun si fuese completamente maduro, no querría procurar vivir por mi justicia: me asiría

a la obra del Señor Jesús, y todavía viviría por fe en Él y por nada más. Si yo fuera

capaz de entregar mi cuerpo a la hoguera por mi Señor Jesús, no confiaría en mi propio

valor y constancia, sino que todavía viviría por fe.

"Si fuese un mártir en la hoguera

Argumentaría el nombre de mi Salvador;

Suplicaría el perdón por Su intercesión,

Y no reclamaría ningún otro derecho."

Vivir por la fe es algo más seguro y más feliz que vivir por sentimientos o por obras. El

pámpano, viviendo en la vid, vive una vida mejor que si estuviera solo, aun si fuese

posible que viviese completamente separado del tallo. Vivir aferrándose a Jesús, y

recibir todo de Él, es algo dulce y sagrado. Aun el más justo ha de vivir de esta manera,

¡cuánto más he de hacerlo yo que soy un pobre pecador! Señor, yo creo. He de confiar

en Ti enteramente. ¿Qué otra cosa podría hacer? Confiar en Ti es mi vida. Siento que así

es. Voy a adherirme a esto hasta el fin.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

21 de Abril

"A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar."

Proverbios 19: 17.

Hemos de dar a los pobres movidos por la misericordia. No para ser vistos ni aplaudidos

y mucho menos para ganar influencia sobre ellos; más bien hemos de proporcionarles

ayuda movidos por pura simpatía y compasión.

No debemos esperar recibir todo de regreso de los pobres, y ni siquiera gratitud; sino

que hemos de considerar lo que hemos hecho como un préstamo al Señor. Él asume la

obligación, y, si lo vemos a Él en este asunto, no debemos mirar a la otra parte

involucrada. ¡Qué honor nos concede el Señor cuando condesciende a pedirnos

prestado! El comerciante que tiene registrado al Señor en sus libros de contabilidad, es

grandemente favorecido. Sería una lástima tener registrado tal nombre por una magra

porción; convirtámosla en una cuantiosa suma. Ayudemos a la siguiente persona

necesitada que nos encontremos en el camino.

En cuanto al reembolso del préstamo, difícilmente podríamos pensar en ello, y, sin

embargo, aquí tenemos la nota firmada por la mano del Señor. Bendito sea Su nombre,

porque Su promesa de pago es mejor que el oro y la plata. ¿Nos estamos quedando

cortos debido a la depresión de los tiempos? Nos podemos aventurar a presentar

humildemente este pagaré en el Banco de la Fe. ¿Ha actuado alguno de nuestros lectores

como un tacaño para con los pobres? Pobre alma. Que el Señor lo perdone.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

22 de Abril

"Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos." Salmos 146: 8

¿Estoy caído? Entonces he de invocar esta palabra de gracia delante del Señor. Es Su

manera de proceder, Su costumbre, Su promesa y Su deleite, levantar a los que están

caídos. ¿Es un sentido de pecado y la consiguiente depresión de espíritu lo que ahora

me turba? Entonces, en este caso, la obra de Jesús está hecha y provista para levantarme

y llevarme al descanso. ¡Oh, Señor, levántame por tu misericordia!

¿Se trata acaso de una pérdida sensible o de un grave deterioro en cuanto a mis

circunstancias? En esto, nuevamente, el Consolador ha asumido el consuelo. ¡Qué gran

misericordia es para nosotros que una persona de la Sagrada Trinidad se convierta en el

Consolador! Esta obra será llevada a cabo, pues un Ser tan glorioso la ha convertido en

algo de Su particular interés.

Algunos están tan caídos, que únicamente Jesús puede liberarlos de su debilidad; pero

Él puede hacerlo y lo hará. Él puede restaurarnos la salud, y devolvernos la esperanza y

la felicidad. Él lo ha hecho con frecuencia en tribulaciones anteriores, y es el mismo

Salvador, y repetirá Sus hazañas de misericordia. Los que estamos hoy caídos y

afligidos, seremos puestos en altura, y los que ahora se burlan de nosotros serán

grandemente avergonzados. ¡Qué honor es ser levantado por el Señor! Vale la pena

sufrir una caída para experimentar el poder enaltecedor del Señor.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

23 de Abril

"El que tiene oído, oiga lo que Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá

daño de la segunda muerte." Apocalipsis 2: 11.

Debemos experimentar la muerte primera a menos que el Señor venga súbitamente a Su

templo. Para esto debemos estar preparados, esperando sin miedo, puesto que Jesús ha

transformado la muerte, de ser una terrible caverna, a ser un tránsito que conduce a la

gloria.

Lo que debemos temer no es la primera muerte, sino la segunda; no es la separación del

alma y del cuerpo, sino la separación final de Dios que experimenta el hombre entero.

Esta es, en verdad, la muerte. Esta muerte mata toda paz, gozo, felicidad y esperanza.

Cuando Dios se ha ido, todo se ha perdido. Tal muerte es sustancialmente peor que el

cese de la existencia: es la existencia sin la vida que hace que valga la pena vivir la

existencia.

Ahora, si por la gracia de Dios luchamos hasta el fin, y vencemos en la gloriosa guerra,

la segunda muerte no podrá poner sus gélidos dedos sobre nosotros. No temeremos a la

muerte ni al infierno, pues recibiremos una corona incorruptible de vida. ¡Cómo nos

alienta esto a la lucha! La vida eterna merece la batalla de toda una vida. Escapar el

daño de la segunda muerte es algo por lo que vale la pena esforzarse a lo largo de toda

la vida.

¡Señor, concédenos fe, para que podamos vencer, y luego concédenos gracia para

permanecer incólumes aunque el pecado y Satanás persigan nuestros talones!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

24 de Abril

"Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en

esto, dice Jehová de los ejércitos, si nos os abriré las ventanas de los cielos, y

derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde." Malaquías 3: 10

Muchos leen y argumentan esta promesa sin advertir la condición que está vinculada a

la promesa de esta bendición. No podemos esperar que el cielo sea abierto o que la

bendición sea derramada a menos que paguemos nuestros tributos al Señor nuestro Dios

y a Su causa. No habría escasez de fondos para propósitos santos si todos los cristianos

profesantes ofrendaran su justa porción.

Muchos son pobres porque roban a Dios. Muchas iglesias, también, se pierden de las

visitaciones del Espíritu debido a que hambrean a sus ministros. Si no hay alimento

temporal para los siervos de Dios, no hemos de sorprendernos si su ministerio contiene

poco alimento para nuestras almas. Cuando las misiones necesitan perentoriamente los

medios y la obra del Señor es obstruida por una tesorería vacía, ¿cómo podríamos

esperar una gran prosperidad de las almas?

¡Vamos, vamos! ¿Qué he ofrendado últimamente? ¿He sido mezquino con mi Dios?

¿Le he escatimado a mi Salvador? Esto no servirá. He de dar a mi Señor Jesús Su

diezmo ayudando a los pobres, y colaborando en Su obra, y entonces comprobaré Su

poder para bendecirme en gran escala.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

25 de Abril

"Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él." Proverbios

20: 7.

La ansiedad por nuestra familia es natural, pero seríamos sabios si la convirtiéramos en

preocupación por nuestro propio carácter. Si caminamos delante del Señor en

integridad, haremos más para bendecir a nuestros descendientes, que si les heredáramos

grandes propiedades. La vida santa de un padre es un rico legado para sus hijos.

El hombre recto deja a sus herederos su ejemplo, y esto en sí mismo es una mina de

verdadera riqueza. ¡Cuántos hombres pueden atribuir su éxito en la vida al ejemplo de

sus padres!

Él también les deja su renombre. Los hombres tienen un mejor concepto de nosotros

como hijos de un hombre que era confiable, o los sucesores de un comerciante de

excelente reputación. ¡Oh, que todos los jóvenes estuviesen deseosos de salvaguardar el

nombre de la familia!

Sobre todo, deja a sus hijos sus oraciones y la bendición de un Dios que oye las

oraciones, y estas oraciones hacen que nuestros vástagos sean favorecidos entre los

hijos de los hombres. Dios los salvará aun después que hayamos muerto. ¡Oh, que

fueran salvados de inmediato!

Nuestra integridad puede ser el instrumento de Dios para salvar a nuestros hijos y a

nuestras hijas. Si ven la verdad de nuestra religión demostrada por nuestras vidas,

podría ser que creyeran en Jesús por sí mismos. ¡Señor, cumple esta palabra para mi

familia!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

26 de Abril

"Y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres." Deuteronomio 15: 18.

Un amo israelita tenía que dar la libertad a su esclavo en el tiempo señalado, y cuando

abandonaba su servicio, el amo debía encauzarlo en la vida proporcionándole una

porción liberal. Esto tenía que hacerlo de todo corazón y con alegría, y entonces el

Señor prometía bendecir el acto de generosidad. El espíritu de este precepto, y, en

verdad, la ley entera de Cristo, nos obliga a tratar bien a los trabajadores. Debemos

recordar cómo el Señor ha tratado con nosotros, y esto hace que sea absolutamente

necesario que tratemos benignamente a los demás. Es conveniente que quienes son hijos

de un Dios lleno de gracia, sean generosos. ¿Cómo podríamos esperar que el grandioso

Señor bendiga nuestro negocio si oprimimos a quienes nos sirven?

¡Qué bendición está puesta aquí delante de la mente liberal! Ser bendecidos en todo lo

que hacemos es ser bendecidos verdaderamente. El Señor nos enviará esta bendición

dividida en partes: una parte como prosperidad, otra parte como contentamiento de

mente, y otra parte con el sentido de Su favor, que es la mejor de todas las bendiciones.

Él nos puede llevar a sentir que estamos bajo Su especial cuidado, y que estamos

rodeados de Su amor especial. Esto convierte a nuestra vida terrena en un gozoso

preludio de la vida venidera. La bendición de Dios es más que una fortuna. Enriquece, y

no agrega aflicción con ella.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

27 de Abril

"Jehová cumplirá su propósito en mí." Salmo 138: 8.

El que ha comenzado la obra que está siendo desarrollada dentro de mi alma, la

continuará. El Señor se interesa por todo lo que me concierne. Todo lo que es ahora

bueno, pero no es perfecto, el Señor lo vigilará, y lo preservará, y lo llevará a su

término. Este es un gran consuelo. Yo no podría perfeccionar por mí mismo la obra de

gracia. De eso estoy muy seguro, pues fallo cada día, y he perseverado hasta donde lo

he hecho porque el Señor me ha ayudado. Si el Señor me dejara, toda mi experiencia

pasada no serviría de nada y perecería en el camino. Pero el Señor continuará

bendiciéndome. Él perfeccionará mi fe, mi amor, mi carácter y la obra de mi vida. Él

hará esto porque ha comenzado una obra en mí. Él me dio la preocupación que siento, y,

en una medida, ha llenado mis agraciadas aspiraciones. Él nunca deja sin concluir una

obra; eso no sería para Su gloria, ni sería de conformidad a Él. Él sabe cómo cumplir Su

designio de gracia, y aunque mi propia naturaleza depravada, y el mundo y el demonio,

todos conspiren para estorbarme, yo no dudo de Su promesa. Él perfeccionará todo lo

que me concierne, y yo lo alabaré para siempre. ¡Señor, que Tu obra de gracia haga un

progreso en este día!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

28 de Abril

"Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo." 2 Corintios 6:

16.

Aquí hay un interés mutuo. Cada uno pertenece al otro. Dios es la porción de Su pueblo,

y el pueblo elegido es la porción de su Dios. Los santos descubren que Dios es su

principal posesión, y Él los considera como su peculiar tesoro. ¡Qué mina de consuelo

para el creyente se esconde en este hecho!

Esta feliz condición de interés mutuo conduce a la consideración mutua. Dios pensará

siempre en Su propio pueblo, y ellos pensarán siempre en Él. En este día, mi Dios

ejecutará todas las cosas por mí; ¿qué puedo hacer por Él? Mis pensamientos deberían

correr hacia Él, pues Él piensa en mí. He de asegurarme que así sea, y no debo

contentarme con admitir simplemente que ha de ser así.

Esto, además, conduce a la comunión mutua. Dios mora en nosotros, y nosotros

moramos en Él; Él camina con nosotros, y nosotros caminamos con Dios. ¡Cuán feliz

comunión es esta!

¡Oh, que reciba gracia para tratar al Señor como mi Dios: para confiar en Él, y para

servirle como Su Deidad merece! ¡Oh, que pudiera amar, y adorar, y reverenciar y

obedecer a Jehová en espíritu y en verdad! Este es el deseo de mi corazón. Cuando lo

alcance, habré encontrado mi cielo. ¡Señor, ayúdame! Sé mi Dios, ayudándome a

conocerte como mi Dios, por Jesucristo nuestro Señor.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

29 de Abril

"No digas: yo me vengaré; espera a Jehová, y él te salvará." Proverbios 20: 22.

No tengas prisa. Deja que la ira se enfríe. No digas nada ni hagas nada para vengarte.

Con seguridad actuarías neciamente si rompieras lanzas y pelearas tus propias batallas;

y, ciertamente, no mostrarías el espíritu del Señor Jesús. Es más noble perdonar, y dejar

que la ofensa pase. Dejar que un agravio se encone en tu pecho, y considerar la

revancha, sería mantener abiertas las viejas heridas y provocar nuevas heridas. Es mejor

olvidar y perdonar.

Tal vez digas que has de hacer algo, pues si no serías un gran perdedor; entonces haz lo

que la promesa de esta mañana aconseja: "espera a Jehová, y él te salvará." Este consejo

no te costará un centavo, pero es sumamente valioso. Ten calma y tranquilidad. Espera

al Señor: cuéntale tu agravio: extiende la carta del Rabsaces delante del Señor, y esto,

en sí mismo, será un alivio para tu mente afligida. Además, cuentas con la promesa: "y

él te salvará". Dios encontrará la manera de liberarte. Cómo lo hará, ni tú ni yo

podríamos adivinarlo, pero lo hará. Si el Señor te salva, eso será mucho mejor que

meterte en altercados mezquinos y cubrirte de inmundicia al luchar con los inmundos.

Ya no estés más enojado. Entrega tu caso al Juez de todo.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

30 de Abril

"Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y

en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo

recibe." Apocalipsis 2: 17.

Corazón mío, has de tener motivación para perseverar en la guerra santa, pues la

recompensa de la victoria es grande. Hasta el día de hoy hemos comido del alimento

celestial que cae alrededor de nuestros campamentos; el alimento del desierto, el

alimento que desciende del cielo, el alimento que nunca falta a los peregrinos que van

hacia Canaán. Pero está reservado para nosotros, en Cristo Jesús, un grado todavía más

alto de vida espiritual, y un alimento para esa vida que está, todavía, escondido a nuestra

experiencia. En la urna de oro que fue colocada en el arca, había una porción escondida

de maná, que aunque fue conservada durante mucho tiempo, nunca se tornó rancia.

Nadie la vio jamás; estaba escondida en el arca del pacto, en el Lugar Santísimo. De

igual manera, la vida más elevada del creyente está escondida con Cristo, en Dios.

Pronto llegaremos a ella. Siendo hechos victoriosos por medio de la gracia de nuestro

Señor Jesús, participaremos de las viandas del Rey, y nos alimentaremos con regias

exquisiteces. Nos alimentaremos de Jesús. Él es nuestro "maná escondido" así como

también el maná del desierto. Él es todo en todo para nosotros en nuestro estado más

excelso así como en nuestro estado más abatido. Él nos ayuda a luchar, nos da la

victoria, y luego, Él mismo es nuestro galardón. Señor, ayúdame a vencer.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román

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