El testimonio del creyente
Predicas escritas
EL TESTIMONIO DEL CREYENTE
"Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían:
¿No es éste el hijo de José?"
Lucas 4:22
El apóstol San Lucas se está refiriendo a Jesucristo, cuando él estaba iniciando su ministerio y entra en el templo y lee la porción del libro de Isaías.
El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.
Lucas 4:18-19
Jesús inicia su ministerio como todos nosotros debemos de iniciar nuestro servicio y nuestro andar con el Señor: "con un buen testimonio". No podemos vivir la vida cristiana sin un buen testimonio.
¿Qué es el testimonio?
Es hablar favorablemente, aprobar a alguien, ratificar algo y es testificar o ser testigo de algo.
La vida cristiana es una vida de buen testimonio, y cuando nosotros pensamos servir al Señor, como debe ser el anhelo de todos, es obligación de todos trabajar para el reino del Señor.
Antes de iniciar cualquier cosa debo pensar en qué testimonio tiene la gente de mí. A muchos no les interesa esto, a los creyentes, si nos debe de interesar tener un buen testimonio dentro y fuera de la iglesia.
La Biblia nos enseña que hay cosas que son más importantes que las que los hombres tienen por importantes en este mundo. Dios le da más valor a cosas que el hombre no le da. Le da un gran valor al testimonio del hombre.
Acompáñeme al libro de Proverbios 22:1
"De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la plata y el oro."
Para Dios es de más valor cómo actúo, cómo me dirijo con la gente dentro y fuera de la iglesia, para Dios es más importante que el oro y la plata, el testimonio, que tengamos una buena fama, que se hable bien de nosotros.
Dios prefiere que usted tenga un buen nombre antes que riquezas. Para el engrandecimiento del reino de los cielos es importante que a donde quiera que vayamos la gente de buen testimonio de nosotros.
En Eclesiastés 7:1 leemos:
"Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento."
Escuche las comparativas que hace Dios. Hay cosas que son primordiales en nuestra vida, un buen medicamento es importante; pero es mejor que en casa haya un buen nombre, que riquezas; porque la vida de testimonio no va a hablar de usted, va a hablar del Dios que usted tiene, a través de su testimonio la gente se va a hacer un concepto del Dios en que usted cree.
Si usted maldice, la gente le cuestionará que usted cómo puede decir que es cristiano. Si roba, si miente, ellos dirán que tiene un Dios muy permisivo porque usted habla de él y sigue haciendo cosas malas. El testimonio lejos de hablar bien de nosotros, va a hablar más del Señor Jesús.
Si nuestro buen nombre y honra no nos preocupa, que nos preocupe el nombre del Señor y la honra del Señor, para que la gente vea nuestras buenas obras y glorifiquen a Dios. Por eso es importante el testimonio y la vida cristiana, ser la luz del mundo y la sal de la tierra, la gente lo tiene que ver, ese es el buen testimonio. No podemos hablar de un Cristo vivo sin una vida de testimonio.
No podemos hablar que el es el Señor es el soberano de nuestra vida, cuando nosotros no nos sometemos a su señorío. No podemos pedir que el incrédulo le dé la gloria a Dios si nosotros no lo hacemos en nuestra vida.
Por eso Pablo dice lo siguiente en Colosenses 3:23-24
"Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís."
Los hombres hacen cosas para gloria de ellos, buscan recibir el reconocimiento y alabanza de los hombres. Nosotros buscamos la gloria de Él. Por eso es que Jesús cuando inicia su ministerio, lo hace con un buen testimonio.
La gente conoció que Jesús venía a una misión específica. Cuando abre el libro Isaías y lee la porción él dice "Hoy se ha cumplido esta porción" "Yo soy ese del cual el profeta habló hace 700 años" "Yo soy el ungido de Dios" "yo soy el escogido de Dios para traer nuevas a los quebrantados, a los oprimidos" "Hay un buen testimonio de por medio que está respaldando las palabras que estoy diciendo hoy".
Otra de las cosas que un buen testimonio provoca, es el asombro. La gente se preguntaba ¿Qué no es el hijo de José? ¿No están entre nosotros sus hermanas y sus hermanas?
El buen testimonio siempre va a asombrar al mundo. Cuando nuestro estilo de vida no asombre al mundo. Tenemos que hacer un alto y analizar nuestra vida. Tenemos que preguntarnos qué es lo que han visto en nosotros que no respalda en nuestras vidas la declaración de ser cristiano.
Nosotros, tenemos una grande responsabilidad y es, demostrarle a la gente el reino de los cielos. Tenemos que demostrarle al mundo cómo viven las gentes que conocen a Dios. Tenemos que hacer notorio el carácter de Jesús, sus acciones, su amar, perdonar, hablar y su servir. A nosotros nos toca demostrar todo eso por medio de nuestro testimonio.
Si usted lee la Biblia se va a encontrar que todas estas gentes servían a Dios porque tenían un buen testimonio delante de los hombres.
¿Cómo podemos tener un buen testimonio? ¿Dónde empieza? Tengo que empezar a vivir una vida de testimonio digna para el Señor.
La palabra de Dios nos enseña en el libro de los Hebreos 11:2 sobre la fe y los héroes de la fe. Dice la palabra: "porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos."
Si usted quiere alcanzar un buen testimonio necesita empezar a vivir una vida de fe.
¿Cuál es la vida de fe? Aquella vida que empieza con la salvación de su alma, con recibir a Jesús como Señor y su Salvador de su vida, con pedir perdón por todos sus pecados y que él lo limpie y lo haga una nueva creatura. Ahí empieza la vida de fe; pero no termina allí, continúa con una continua obediencia a Dios, con apartarnos del mundo y de todo lo que nos aparta de Dios.
En la 1ª. Epístola de Juan 2:15-16, leemos:
"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo."
La vida de fe es una vida de esforzarnos todos los días para dar un digno testimonio de que Jesucristo es el Señor de nuestra vida. El escritor del libro de Hebreos está diciendo que todos los antiguos alcanzaron un buen testimonio porque le creyeron a Dios, porque creyeron que Dios podía sostenerlos, que si se aferraban a Dios podían vivir una vida digna para el Señor.
Abraham decide creer a Dios, obedecerlo y aceptar el llamado que Dios le hacía.
Usted lee cómo Abraham decide irse a la tierra que Dios le promete. Cómo Sara por la fe creyó que en su vejez podía engendrar un hijo. Todos ellos dieron un buen testimonio a Dios por la fe que le tuvieron, le creyeron a Dios, empezaron a caminar en obediencia y en fe al Señor.
El buen testimonio no se alcanza cuando nos convertimos, no se alcanza cuando recibimos el bautismo del Espíritu Santo, ni memorizando textos bíblicos y conociendo la biblia al revés y al derecho; pero si es parte de la vida cristiana, del buen testimonio, porque todos aquellos que nos llamamos cristianos se supone que debemos tener una vida de comunión íntima con la palabra de Dios, que continuamente la estudiamos, que memorizamos su palabra para tener qué compartir al que no tiene nada, al que está triste y desolado, al que está oprimido por el diablo.
La vida de testimonio no es solamente la obediencia a Dios y apartarnos del pecado; es una parte importante pero ahí no termina; porque la vida de testimonio es una vida que glorifica a Dios, que lo adora, que se consagra a él, que aprovecha los momentos de adoración para adorar a Dios. La vida de testimonio es una vida de servicio. No podemos decir que estamos dando un buen testimonio si no estamos sirviendo al Señor ya que una de las cosas más grandes que revela nuestro testimonio, es nuestro servicio.
Acompáñeme a Hechos 6:3
"Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo."
Le voy a empezar a dar una serie de personas que servían a Dios; pero que su servicio a Dios empezó con su testimonio.
En Hechos tenemos la elección de los 7 diáconos:
El primer requisito para servir a Dios, es el buen testimonio. Luego dice "llenos del espíritu santo y de sabiduría a quien encarguemos este trabajo."
En la primera epístola a Timoteo, en el capítulo 3:1-7, hablando a los que desean servir en el obispado dice:
"Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo."
Después de los requisitos, que es un hecho que muchos no llenamos ni la mitad de los requisitos que dice Pablo. También dice "que hablen bien dentro y fuera de la iglesia".
Un buen testimonio no se hace de un día para otro. No se fabrica en un mes, ni en dos meses. Un buen testimonio es el trabajo de toda nuestra vida.
Cuando muramos, la gente va a mencionar de qué manera vivimos desde que nos conocieron. Va a decir "desde que él era un joven, estaba dispuesto a servir y ayudar"... y cuando pasen los años, la gente dirá: "aún en su vejez nunca dejó de ser fiel a Dios, siempre fue servicial, estuvo al cuidado de los demás, siempre fue un buen siervo de Dios, hasta el último día de su vida."
Si usted quiere ser un cristiano con un buen testimonio, su labor empezó el día que se convirtió al Señor y va a acabar el día que parta a esta tierra. Por eso el apóstol Pablo antes de morir declara:
"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe."
2ª. Timoteo 4:7
Hay otra persona que se menciona en la tercera epístola de Juan, en el versículo 12.
"Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero."
¿Quiénes daban testimonio de Demetrio? Todos. Unos versículos antes se habla de Diótrefes, él es el lado contrario a Demetrio, él es el mal testimonio.
En la época de Juan empezaron a salir, a florecer hombres con un llamado a predicar el evangelio en toda la región de Asia. Juan enviaba cartas con ellos, él los encargaba a la iglesia local a donde iban a llegar, Diótrefes no quería recibir a nadie en la iglesia, de él no se hablaba bien; él no quería molestarse en recibir a alguien; pero de Demetrio todos daban buen testimonio.
Si nosotros nos pusiéramos a hacer una encuesta para ver qué opinión tienen de nosotros, quiénes dan buen testimonio de nosotros, no deberíamos tener miedo, deberíamos de hacerlo con toda confianza. El creyente no debe tener miedo de qué opinión tengan de él porque es llamado a tener buen testimonio.
Hechos 22:12
"Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban."
El apóstol Pablo está relatando su conversión, recuerda que cuando él se convierte queda ciego. Dios llama a Ananías para que ore por él, cuando él ora por Pablo, recupera la vista.
Ananías era un varón piadoso, tenía un buen testimonio de todos los judíos que habitaban en Damasco.
No hay mejor manera de hacernos fama que a través de la gente que está alrededor nuestro, de los vecinos, de los que están en nuestro trabajo, de la gente de la iglesia. No hay mejor lugar para hacernos de un buen nombre que en nuestra sociedad.
¿Sabe que hacen los hombres cuando su fama no es buena, que no tiene buen nombre? Se van a otro lugar donde no los conocen.
Los cristianos no somos así, somos conocidos como gente que cree en el Señor Jesús, que tiene una fe genuina y que vive conforme a la fe que dice que tiene.
Lea en mismo libro de Hechos 9:36
"Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Ésta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía."
Somos salvos por gracia, no por obras; pero la fe se demuestra por las obras. Entonces una vez que decimos que hemos sido salvos, tenemos que demostrarlo por medio de nuestras obras. Tabita abundaba en buenas obras, no era alguien que ocasionalmente hacía lo bueno, su vida era un vida de un obrar continuo.
En el evangelio de Lucas 2:36
"Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad."
Esta mujer, por lo que dice el texto era de más de cien años, tenía un gran testimonio, no se cansaba, todavía servía en el templo. Era una persona activa. Por eso cuando el Señor Jesús es traído al templo, el Espíritu Santo le mostró quién era ese niño, inmediatamente vino la revelación de Dios a su vida. ¿Por qué? Porque estaba sirviendo, estaba en actividad en el templo, con más de cien años. Dios le hablaba y ella profetizaba.
La Biblia no deja exento a nadie. Todos tenemos que tener un buen testimonio, tanto el joven como el anciano.
Lea los requisitos de las viudas debían tener para ser protegidas y alimentadas por la iglesia:
"Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra."
1ª. Timoteo 5:9-10
Hablando Timoteo de la responsabilidad que tenía la iglesia hacia las viudas: La iglesia debía sustentar a las viudas siempre y cuando fueran solas, si no tenían quién las sustentara; pero si tenían familia, si tenían hijos, los hijos deberían retribuir a los padres por lo que habían hecho por ellos.
¿Qué dice Pablo acerca de los jóvenes? 1ª. Timoteo 4:12-16
"Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren."
Si el joven quiere hacerse buen testimonio, tiene que empezar siendo un buen ejemplo.
La mayoría de los jóvenes que no conocen al Señor tienen un testimonio de vicios, de perdición, de flojera, de desinterés por la vida. Pero el creyente, si el joven cristiano quiere tener un buen testimonio, tiene que empezar por ser un buen ejemplo en palabra, en conducta, en espíritu, fe y pureza.
Es importante para nuestra vida y la de los demás que usted y yo tengamos un buen testimonio. No podemos vivir solo de la fe, necesitamos una vida de ejemplo.
"Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien."
2ª. Tesalonicenses 3:13
No te canses de hacer lo correcto, no te canses de vivir justamente como Dios dice, de servir a los que necesitan que tú les sirvas, no te canses de hacer el bien.
Pablo les dice a los Gálatas en el capítulo 6:9
"No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos."
¿Qué está diciendo el apóstol Pablo?
Que el hacer el bien es siempre, que no me debo de cansar de hacerlo, que yo tengo actuar bien, que tengo que ser conocido por un buen testimonio mientras estoy en este mundo.
No es un bien que está condicionado "Si me hacen bien, entonces yo también hago bien."
El creyente es alguien que hace bien por naturaleza, no depende de terceros para hacer el bien, para hacerse de un buen testimonio. Cuando venimos al conocimiento del Señor, Dios nos da una vida nueva en Cristo Jesús; pero el testimonio no nos lo da Dios, el testimonio lo hacemos nosotros.
Dios nos da las herramientas, nos da los medios de gracia, nos da sus dones, nos da todo para que usted y yo podamos hacer un buen testimonio delante de los hombres.
Nadie nace de nuevo con un buen testimonio. Cuando nacemos de nuevo empezamos a trabajar en nuestro testimonio. Nacer de nuevo no es que toda la gente ya va creer que soy bueno, tengo que empezar a demostrar por mi testimonio, por mis buenas obras, por mi buen actuar, por mi consagración a Dios que he nacido de nuevo.
Estaba escuchando un documental sobre pandillas en Centro América, y me llamaba mucho la atención que cuando un miembro de la pandilla se convertía al Señor, los miembros de la pandilla no lo recriminaban, lo dejaban seguir adelante por causa de lo que él había testificado; pero si luego la pandilla se enteraba que ese que se había dicho cristiano no estaba dando buen testimonio, la misma pandilla se encargaba de él y lo mataba. Ese joven tenía que fabricarse un buen testimonio, andar derechito, con su biblia y todos los días en la iglesia. El que abandonaba una pandilla tenía que tener buen testimonio, no solamente con los de la iglesia, también con los de fuera.
¿Cuánto más nosotros no debemos de trabajar para hacernos un testimonio digno de él?
Un testimonio para honra y gloria de él, no para gloria nuestra, ni digno de nosotros, digno del Señor.
El Señor es digno de que usted viva una vida para agradarle a él.
El Señor es digno de que usted viva una vida haciendo
lo bueno siempre delante de Dios. Amén.
Póngase en pie.
¡Dios te Bendiga!
Pastor Arturo Camacho Dávila