Jan Hus

Biografía

Han Jus: El Ganso y el Cisne

El 6 de julio de 1415, Jan Hus descendió de la plataforma de madera en la catedral de Constancia.

Miles de ansiosos ojos lo seguían. Este era el día de su condena y ejecución.

Siete obispos avanzaron y le quitaron los inmundos trapos, infestados de piojos que había llevado en la cárcel. Le pusieron limpias ropas sacerdotales y un cáliz de vino en la mano derecha. Luego, para simbolizar su

Degradación del sacerdocio, le arrancaron del cuerpo los mantos sacerdotales y le arrebataron el cáliz.

Le encadenaron a la espalda las descarnadas, enjutas manos y lo llevaron a recibir el aterrador castigo del día para los herejes: ser quemado en la hoguera.

Sus sencillos sermones predicados en el dialecto común -no en el latín usado por la mayoría de los sacerdotes- habían conmovido los corazones de campesinos. Reconocían a primera vista la sencillez y la pureza. Hasta sus enemigos más estridentes no encontraban ningún defecto en su carácter moral.

El verano de 1415 fue uno de gran confusión. El cristianismo estaba dividido entre tres rivales que competían por el trono papal. Cada uno decía ser infalible, y cada uno usaba su poder para excomulgar y condenar a sus pecadores.

El emperador había convocado al Concilio de Constancia para resolver la confusión. Hus, bajo promesa de darle seguro pase, había sido invitado para que explicara sus controversiales puntos de vista sobre las enseñanzas del reformador inglés John Wyclif.

Hacía sólo 10 meses que había salido de Praga rumbo a Constancia. Su reputación de poder espiritual, honestidad y elocuencia lo había precedido.

Grandes multitudes se acercaban a los lados del camino elogiándolo. Fue festejado por las autoridades y se le pidió que predicara en la catedral de cada ciudad. El pueblo no se desilusionaba con el mensaje de Hus.

Él daba énfasis al avivamiento espiritual, y doctrinal, y protestaba contra la corrupción del clero. El pueblo, con hambre de la sencillez y del poder de la Palabra de Dios, escuchaba entusiasmado.

El emperador maliciosamente no cumplió con su promesa. El día de su ejecución, cojeaba con su quebrantado cuerpo extenuado por 7 meses de encierro en una subterránea celda medieval infestada de ratas. Al caer la noche el carcelero lo encadenaba a la pared de piedra de la celda. Dolores de muelas, piedras en la vesícula, fiebres y ataques de vómitos lo habían atormentado persistentemente.

En una ocasión casi murió de hambre, pero el emperador le dio de comer para que las autoridades no fueran privadas de llevarlo a la hoguera.

Las cadenas le herían las muñecas, y con la poca fuerza que le quedaba luchaba por erguir su vencido cuerpo. Ser quemado en la hoguera era algo horroroso. Los afortunados morían rápidamente. ¿Cuánto tardaría él en morir?

Hus debió recordar la lectura de

2 Corintios 4:17,18 que le daban ánimo:

"Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas."

Cuán irónico que él muriera por las verdades que John Wyclif había recobrado. A diferencia de Hus, su héroe había muerto en la cama.

La primera vez que Hus leyó los argumentos de

Wyclif fue en la Universidad de Praga. Estuvo el total desacuerdo.

Cuando fue a la Biblia, sus argumentos contra el razonamiento de Wyclif se disolvieron.

Era material revolucionario, enseñaba que la libertad que daba la lectura de las Escrituras estaba sobre las enseñanzas de los hombres.


Poner la Escritura en un plano mayor que el del Papa era amenazar la misma tela de la vida y cultura medievales. Jan Hus se recibió con dos títulos. En 1402, cuando tenía 30 años de edad, la Bethlehem Chapel [Capilla Belén], la gran estación de predicación en Praga, le pidió que fuera su pastor. Ahí él predicaba la doctrina de la Biblia dos veces al día. Una Sabiduría poco común estaba sobre él.

El celibato era una farsa. Muchos clérigos vivían con concubinas. Algunos tenían hijos y nietos.

Su rechazo aumentó cuando el Papa Juan XXIII comenzó a vender el perdón de los pecados. El mariscal Luis de Bavaria le puso al cuello el mohoso collar de hierro y lo aseguró a la estaca de metal. Se acercó y rogó a Hus que renunciara a sus errores y así preservara su vida. "No soy culpable de nada, llamo a Dios por testigo...Lo que confesé un día con mi boca, es necesario que lo firme con sangre." El Mariscal ordenó que se encendiera el fuego. Antes de ser quemado, Hus dijo las siguientes palabras:«Vas a asar un ganso[.] , pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar.» (Hus significa ganso en checo).

"Se suele identificar a Martín Lutero con esta profecía porque 102 años después, Lutero clavó sus 95 tesis en Wittenberg y en su escudo de armas figuraba un cisne." (Wikipedia. La enciclopedia libre).

Bibliografía

Jan Hus: El Ganso de Bohemia. William P.Farley

  1. Schaff, Philip. History of the Christian Church, 3rd ed., vol. 6. Peabody, Mass.: Hendrickson Publishing Company, 1996.

Wylie, J. A. History of Protestantism, Vol. 1.

www.doctrine.org/history/

Fudge, Thomas A. To Build a Fire. Christian History (Fall 2000)

Montross, Lynn. War through the Ages. New York: HarperCollins Publishers, 1960.

Leticia Camacho Davila


Congregación Pan de Vida | 2016 | La verdad te hará libre
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