La santidad de Dios

Predicas escritas

LA SANTIDAD DE DIOS

"Harás además una lámina de oro fino, y grabarás en

ella como grabadura de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ.

Y la pondrás con un cordón de azul, y estará sobre la mitra;

por la parte delantera de la mitra estará."

Éxodo 28:36-37

"Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;

16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo."

1ª. Pedro 1:15-16

Leyendo estos dos pasajes tenemos claro que no vamos hablar de otra cosa sino de la santidad. Este tema es muy poco predicado y muy poco entendido. Esto refleja en la iglesia la falta de conocimiento en la santidad de Dios.

En el texto de Éxodo 28, Dios da ordenanzas a Moisés en referencia a los sacerdotes y ordena sus vestiduras, las cuales incluían una mitra que era una prenda de la cabeza del sumo sacerdote. Estaba hecha de una larga banda de lino fino; mediante una cinta azul se fijaba a ella una placa de oro puro sobre la que iban grabadas las palabras Santidad a Jehová. Esta placa pasaba por la frente. La mitra era emblema del sostenimiento de la pureza, justicia y santidad.

¿Qué entendemos por santo? Algo puro, limpio, consagrado para un uso específico y que, aunque lo comprendamos bien, no lo ponemos por obra. Es un estilo de vida en el creyente, la santidad es la forma en la cual nosotros demostramos en qué creemos. La Biblia cuando nos enseña de santidad, nos habla de cosas que Dios consagró o santificó, como las vestiduras de Aarón que serían consagradas para el servicio a Dios. Aarón mismo y sus hijos estaban apartados para santidad.

Abra su biblia en Éxodo 29:20-21

"Y matarás el carnero, y tomarás de su sangre y la pondrás sobre el lóbulo de la oreja derecha de Aarón, sobre el lóbulo de la oreja de sus hijos, sobre el dedo pulgar de las manos derechas de ellos, y sobre el dedo pulgar de los pies derechos de ellos, y rociarás la sangre sobre el altar alrededor. Y con la sangre que estará sobre el altar, y el aceite de la unción, rociarás sobre Aarón, sobre sus vestiduras, sobre sus hijos, y sobre las vestiduras de éstos; y él será santificado, y sus vestiduras, y sus hijos, y las vestiduras de sus hijos con él."

Vemos como Dios consagra a sus hijos para el sacerdocio, marcándolos y ungiéndolos con la sangre y el aceite de la unción. De esta forma declara que estos hombres están consagrados a su servicio en el tabernáculo de reunión. Dios toma cosas comunes, de uso general y las aparta para un uso específico. Cuando el pueblo de Israel sale de Egipto, lleva joyas de los egipcios y de ahí se hacen los utensilios para el templo; de cosas de uso común, de pueblos idólatras; pero cuando son apartadas por Dios para la ministración en su casa, dejan de ser comunes o viles. Las cosas consagradas nadie las podía tocar, únicamente los sacerdotes.

Cuando se hizo el arca del pacto, se usaron unos anillos por donde entraban dos varas de acacia para que los sacerdotes la cargaran sin tocarla porque era cosa sagrada. Con el séptimo día, hizo Dios lo mismo, lo apartó para que el hombre dedicara ese día y lo consagrará a Él.

¿Cómo podemos saber que es la santidad? ¿Qué nos enseña la Biblia acerca de la santidad de Dios?

A través de la experiencia de los hombres de la Biblia. El hombre se puede topar con algo santo y si no sabe que eso es algo santo, no tendrá una actitud correcta ante la santidad. Si vivimos desconociendo la santidad de Dios, también vamos a desconocer nuestro actuar ante ella.

En Éxodo 3:1-6 Vamos a ver el llamamiento de Moisés.

"Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.

Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.

Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.

Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamo Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios."

¿Qué está haciendo Moisés en este pasaje? Quiere ir a ver la zarza sin ninguna actitud de reverencia. Dios le dice: "no te acerques quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es."

El quiere ver la zarza, se acerca con curiosidad para saber por qué no se quemaba y a qué se debía ese fenómeno. Dios se identifica ante Moisés como el Dios santo, Dios de sus padres, de Abraham, de Isaac, de Jacob y después de esto cubre Moisés su rostro por el miedo de mirar a Dios.

No podemos acercarnos a Dios sin temor, esto tacha en la locura, en la ignorancia. Cuando Moisés entiende esto, cuando Dios se identifica ante él como el Dios que había creado todo, él se cubre. Los creyentes nos hemos olvidado de este temor reverente, de este respeto, cada vez que venimos a la presencia de Señor. Tal vez ni siquiera lo hemos comprendido.

Vaya conmigo a Isaías 6:1-8

1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.

2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.

3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;

7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

Cuando Isaías está en el templo y se le presenta esta visión de la gloria de Dios y ve los serafines y los escucha clamando, "¡Santo, Santo, Santo!", él entiende quién es él delante de Dios y dice: ¡Ay de mi que soy muerto!, él piensa que no va a salir vivo de ese lugar, esa palabra "muerto" en el original, significa pulverizado. El tenía muy claro que no había hombre que pudiera ver a Dios y vivir, sabía que habitaba en un pueblo de labios inmundo y estaba viendo al Rey Jehová de los ejércitos. El serafín toca sus labios con un carbón encendido y le dice "es quitada tu culpa", Dios le pregunta a quién enviará, él le contesta "heme aquí, envíame a mí". Usted y yo conocemos textos en la Palabra de Dios que nos dicen que podemos entrar confiadamente al trono de su gracia para alcanzar el oportuno socorro; pero los mal interpretamos y lo tomamos a la ligera. Para Dios es importante nuestra actitud ante su santidad y cómo venimos a presentarnos ante el trono de su gracia, en este sentido ya no vamos a ser pulverizados, no vamos a ser consumidos por el fuego. Esa es la confianza que Dios nos dio, "cuando vengas a mi casa, hazlo confiadamente porque no te voy a pulverizar como les pasó a los hijos de Aarón."

"Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó.

Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová.

Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló." Levítico 10:1-3

Ellos ofrecieron un fuego extraño a Dios, vinieron con una actitud inaceptable, creyendo que así le iban a agradar. Dios no acepta como alabanza cualquier ocurrencia de los hombres, cualquier ruido, cualquier letra. No es así. Creemos que podemos cambiar el orden de la adoración sólo porque tenemos "buena voluntad". Dios nunca va a negociar su santidad. En el Antiguo Testamento leemos que, si a alguna cosa que había sido consagrada para Dios se le daba otro uso común, tenía que ser destruida. Los sacerdotes no daban al pueblo lo que no se habían comido del animal consagrado a Dios, lo que no se comían se volvía al fuego hasta que fuera consumido.

Los levitas eran educados conforme a los que Dios había establecido, no entonaban los cantos que a cualquiera se le ocurriera. Lo novedoso no siempre es lo mejor.

Para Dios es más importante la obediencia que los sacrificios. Dios les había dado ordenanzas y los hijos de Aarón encendieron el incienso a su manera, en desobediencia. Dios va a mostrar su santidad en los que se acercan a él.

El estaba mostrando su santidad, en el rito, en el tabernáculo, en sus vestiduras, en los utensilios, en el incienso, en la forma de actuar de los sacerdotes, en todo.

David intenta traer el arca del pacto nuevamente a Israel; pero nadie la debía tocar. Uza era un levita, iba guiando el carro con el arca que había estado en posesión de los filisteos. Uza detiene con su mano el arca para que no caiga, a Dios no le agrada y Uza muere. Tal vez pensemos que era mejor que el arca no se cayera; pero Dios no negocia su santidad. Las cosas las tenemos que hacer como Dios nos mando que las hagamos, eso es lo esencial; no como nosotros pensemos que es mejor hacerlas.

Abra su Biblia en 1ª. Crónicas 13:5-8, ahí encontramos la narración de este hecho.

5 Entonces David reunió a todo Israel, desde Sihor de Egipto hasta la entrada de Hamat, para que trajesen el arca de Dios de Quiriat-jearim.

6 Y subió David con todo Israel a Baala de Quiriat-jearim, que está en Judá, para pasar de allí el arca de Jehová Dios, que mora entre los querubines, sobre la cual su nombre es invocado.

7 Y llevaron el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo; y Uza y Ahío guiaban el carro.

8 Y David y todo Israel se regocijaban delante de Dios con todas sus fuerzas, con cánticos, arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas.

9 Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaban.

10 Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí delante de Dios.

11 Y David tuvo pesar, porque Jehová había quebrantado a Uza; por lo que llamó aquel lugar Pérez-uza, hasta hoy.

Con la venida de Jesús, apareció la gracia; pero esto no significa que nos podemos "relajar, descansar"; porque tan Santo es Dios como lo es Jesús, son el mismo Dios. Con esta misma actitud tenemos que acercarnos a Jesús para adorarlo y venerarlo.

Vamos a tocar unos puntos en los siguientes pasajes:

Marcos 4: 35-41

35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado.

36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas.

37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.

38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?

39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.

40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?

41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?

Ellos ya habían visto los milagros de Jesús; pero no el hecho de que un hombre tomara control sobre la naturaleza, sobre los elementos. Esto les estaba hablando de que Jesús era una persona muy distinta a ellos. La misma actitud que tuvo Moisés de temor, es la que se apoderó de ellos cuando vieron que Jesús podía controlar los elementos de la naturaleza. Los discípulos sabían que solo Dios había abierto el Mar Rojo, que solo alguien que fuese Dios podía reprender el viento y el mar. Dios era el que le había dicho a Elías que no iba a llover y no llovió.

Cuando Jesús viene y calma la tempestad, ellos temieron con un gran temor porque sabían que estaban ante la presencia de la santidad misma.

Nosotros, ¿Con qué actitud entramos ante la presencia de Dios? ¿Con qué confianza?

Lucas 5:5-8

Otro acontecimiento milagroso.

5 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.

2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.

3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.

4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.

5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.

6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.

7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

8 Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.

Delante de Dios, Isaías dijo: ¡Ay de mí, porque soy hombre de labios inmundos! Moisés tuvo temor, sus discípulos también temieron al ver el poder del único Dios en Jesucristo.

Cuando Pedro ve este acontecimiento sobrenatural, vuelve a echar su red en obediencia a su Palabra y el milagro se manifestó. En el momento que ve que las barcas se hundían a causa de la cantidad de los peces, el tiene temor y le dice a Jesús Apártate de mí, Señor porque soy pecador.

Una de las cosas más grandes que Dios tiene es su santidad. Cuando Él no encuentra alguien más grande que Él por quien jurar, el entonces jura por su santidad, para que creamos en él.

"Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David." Salmo 89:35

Si como creyentes no identificamos al Dios Santo que tenemos y nos seguimos presentando a Dios sin temor, sin prever las consecuencias, vamos a tener problemas, él no va a negociar su santidad con nadie, ni con sus hijos. Su juicio va a empezar por su casa. Si nosotros estamos menospreciando su santidad y no hacemos lo correcto cuando venimos a este lugar, si no actuamos afuera de la iglesia de la manera correcta, no se sorprenda de la disciplina.

Usted, yo y toda la iglesia del Señor somos los representantes de la santidad de Dios en la tierra "sed santos porque yo soy santo". (Levítico 11:44 y 1ª Pedro 1:16)

Amos 4:2

"Jehová el Señor juró por su santidad: He aquí, vienen sobre vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador."

Cuando la gente supo que usted era cristiano, empezó a poner a juicio cosas que pasaban en usted, espera cosas distintas porque saben que usted debe representar la santidad de Dios, saben que usted está representando a Alguien.

La santidad en la vida del hombre siempre va a causar rechazo, al hombre del mundo, sin fe, le incomoda. Si usted está ahí, él no va a poder maldecir agusto, sabe que hay alguien que va a juzgar con sabiduría esas cosas, porque hay alguien a quien Dios lo cubrió de autoridad y santidad. Si no comprendemos lo que es la santidad de Dios, nunca vamos a entender esta responsabilidad y compromiso de vivir una vida de santidad delante de él, vamos a seguir actuando igual, mintiéndonos y enojándonos, igual que antes de conocerle, porque no hemos entendido que ese Dios santo nos ha escogido para ser santos como Él.

Dice la Biblia en Romanos 8, que él nos escogió, nos predestinó y nos santificó.

Si Dios lo escogió para santificación ¿Qué es lo menos que podemos hacer? Esforzarnos por vivir una vida santa delante de Dios, que la gente vea en nuestro hablar y actuar, algo distinto a los demás.

¿Sabe por qué Dios tiene la autoridad para juzgarnos? Porque Él es santo. Dice su palabra que los santos juzgarán al mundo por la santidad que él ha puesto en ellos. El se quiere mostrar a través de la santidad que usted y yo vivamos.

En una ocasión los escribas y fariseos llevan a Jesús a una mujer y le dicen que la sorprendieron en el acto de adulterio. Le traen la mujer a Jesús y le dicen que la juzgue, él les contesta; "el que esté libre de pecado, arroje la primera piedra... todos se empezaron a ir.

Ellos lo querían tentar porque sus enseñanzas lastimaban su conciencia. Así es la santidad, incomoda.

Será un gran problema si los de afuera no ven algo que nos distingue, si no hay una barrera, como el velo del templo que separaba el lugar santo del santísimo. Si la gente no ve una diferencia, somos como los más viles pecadores.

El distintivo del creyente es su santidad. No son los milagros, no es la prosperidad ni los dones, es la santidad, esta será la división entre él y el mundo.

En el libro de los Hechos 6 y 7, Se encuentra el relato de la muerte del primer mártir, el diácono Esteban (un diácono era un servidor, lleno del Espíritu Santo). Este hombre empezó a predicar y Dios hacía grandes cosas por mano de Esteban y, como la santidad es ofensiva, se levantaron contra él con testigos falsos. Dice la Palabra que cuando Esteban llegó ante estos hombres y es llevado ante el concilio, ellos vieron su rostro como el rostro de un ángel.

Abra su Biblia en Hechos 6:8-15

6:8 Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.

6:9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.

6:10 Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.

6:11 Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.

6:12 Y soliviantaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; y arremetiendo, le arrebataron, y le trajeron al concilio.

6:13 Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley;

6:14 pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés.

6:15 Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel.

La Biblia dice que los hombres no podían resistir el espíritu con que él les hablaba.

Leamos Hechos 7:54-60

Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él.

7:55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,

7:56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

7:57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él.

7:58 Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.

7:59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.

7:60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

Los santos no se mueren, los santos duermen. Esperan la manifestación de su Señor. Estos mártires que prefirieron llevar la santidad hasta el límite de su vida, no están muertos, duermen.

La gente del mundo, que rechaza la santidad de Dios, que no quiere nada con Él, muere y, una vez que pierde conciencia, al segundo siguiente, abre sus ojos se ve en gran tormento, como en la narración de el rico y Lázaro.

Jesús dijo que sus santos están en el seno de Abraham hasta que la trompeta suene y los muertos en Cristo, resucitarán.

Hay un texto en la Palabra, en 1ª. Crónicas 16:29, es un salmo de David, dice:

"Dad a Jehová la honra debida a su nombre, traed ofrenda y venid delante de él, postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad." (no dice en su santidad, dice en la hermosura de la santidad).

Si usted no vive en santidad, puede querer venir a traer ofrenda y postrarse ante Dios; pero él no lo va a recibir porque eso se hace en la hermosura de la santidad que debemos vivir.

La adoración, la ofrenda y alabanza genuinas, son aquéllas que se reciben de alguien que vive en la santidad, de uno apartado del mal.

La santidad es hermosa, es en esa hermosura de esa santidad que adoramos a Dios.

Otro texto, Salmo 29:2

"Dad a Jehová la gloria debida a su nombre, adorad a Jehová en la hermosura de la santidad"

Si quiere darle a Dios la honra que se debe, debe ser la de alguien que le adora y está viviendo en santidad. Ningún texto dice en la hermosura de su santidad, todos dicen en la hermosura de la santidad.

Le voy a dar otro texto, Salmo 110:3.

"Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad."

Habla de una nación santa que viene y se consagra a Dios. ¿A qué me lleva esto? A que todo lo que yo quiera darle a Dios, si no es en la hermosura de la santidad, de nada sirve. Dios no puede recibir esa adoración, esa alabanza.

Con dos textos termino.

Isaías 57:15

"Porque así dijo el alto y sublime, él que habita en la eternidad y cuyo nombre es el santo. Yo habito en la altura y en la santidad y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados."

Lo único que podemos tener a favor delante de esa santidad de Dios, es nuestra humildad, el que yo reconozca que soy hombre de labios inmundos y que habita en un pueblo de labios inmundos. El que yo reconozca y diga "Señor, ten misericordia de mí porque soy pecador", esa es la única actitud que nos puede presentar delante la santidad de Dios para ser limpiados y llevados a su santidad.

Miqueas 6:6-8

Fíjese bien la pregunta que hace el profeta.

¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?

6:7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?

La Respuesta de Dios es:

6:8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Lo invito a que venga delante de Dios y se presente delante de Él, que venga ante la santidad de Dios y, ¿sabe qué es lo hermoso de esto, de tener un mediador como Jesús? Que usted puede venir ante la presencia de Dios y acercarse al trono de su gracia con toda confianza, porque la santidad de Dios no se va a ver ofendida gracias a que Jesús se ha parado entre usted y el Padre; pero tiene que venir con el temor reverente que se debe tener ante la presencia de Dios, con la confianza de que ante su presencia no será avergonzado, tenemos que entender que no venimos a ofrecerle nada, sino que venimos con un corazón contrito y humillado delante de Él, porque Dios no desprecia a aquél que en su corazón que reconoce que hay un Dios santo ante el cual no se puede estar en pie; pero que hoy podemos estar delante de Él por la gracia y la misericordia dadas en Cristo Jesús.

Si sabe que necesita hacer cambios en su vida para

darle al Señor la adoración a Dios en la santidad que él quiere,

preséntese humildemente ante Dios.

¡Dios le Bendiga!

Pastor Arturo Camacho Dávila

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